La mayoría de personas recluidas se vieron obligadas a huir a pie durante más de 150 kilómetros desde las localidades de Tonga y Kodok, atacadas por el Ejército sursudanés, que fue creado a partir de la milicia separatista conocida como Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA, en sus siglas en inglés).
“Muchas personas que huyeron murieron por deshidratación o agotamiento y el resto acabó en Aburoc donde, ahora, asustados y exhaustos, se enfrentan otra vez a violencia y a la falta de comida, agua y servicios sanitarios básicos”, explicó el alto comisionado en un comunicado.
Aburoc es una urbe situada en la región fronteriza del Alto Nilo, controlada por los milicianos opositores del Movimiento de Liberación Popular de Sudán (SPLM, en inglés), y que ahora se enfrenta a una ofensiva militar por parte de las fuerzas armadas.
“Los civiles en Aburoc están en riesgo inminente y serio de sufrir graves violaciones de sus derechos humanos”, alertó Zeid.
El diplomático jordano mostró su preocupación por el inminente ataque y lamentó que este pueda desembocar en una ola de violencia étnica, ya que el Ejército sursudanés ha incluido nuevos reclutas de la etnia mayoritaria dinka, enfrentada a la tribu de los shilluk, a la que pertenecen las mayoría de las personas atrapadas.
“Estos hombres, mujeres y niños están a merced de los militares de ambos lados del frente, que han demostrado en repetidas ocasiones que no tienen consideración alguna por la vida y la protección de los civiles”, aseguró Zeid.
Por ello, el alto comisionado urgió al Gobierno sursudanés y a la milicia opositora que declaren un alto al fuego para acabar con el conflicto interno, que dio comienzo en 2013, cuando el presidente, de la etnia dinka, denunció un intento de golpe de Estado por parte de su vicepresidente, perteneciente a la tribu nuer.