Se confirmó lo que hace rato se sabía: el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) es en realidad el brazo armado del narcotráfico en el Paraguay.
Se han delatado ellos mismos. Y de la manera más vil y cruel posible: ejecutando, a sangre fría, a tres humildes trabajadores del campo (peones de la estancia Alegría de la zona de Tacuatí, San Pedro).
Lo horroroso de todo esto es que además pretendieron hacerlo ver como un supuesto acto terrorista ¡¡¡en defensa de la ecología!!! dejando en el lugar unos ridículos panfletos.
Con lo que no contaban, probablemente, es que quienes venían haciendo por años la vista gorda (para no decir protegiéndolos a cambio de ya sabemos qué), de pronto se vieron obligados –ante el tremendo triple crimen– a actuar.
Las consecuencias ya las sabemos todos: el descubrimiento de grandes y extensas plantaciones de marihuana, el gran tesoro ecológico guardado y defendido por los miembros del EPP.
Esperemos que ahora que este perverso grupo se ha desenmascarado, las Fuerzas de Tarea Conjunta (FTC) realicen mayores incursiones, sobrevuelen con más frecuencia la zona y no dejen todo a cargo de las fuerzas policiales locales que sabemos hace tiempo son sordas, ciegas y hasta mudas para ciertas cuestiones.
Es que si tras realizar un simple sobrevuelo por los alrededores del lugar donde asesinaron a los tres peones, y se incendió un retiro (1.200 metros, para ser exactos) lograron divisar 12 parcelas de cultivos de marihuana y 8 campamentos precarios (en total son 19 hectáreas de cultivos de marihuana), se imaginan lo que podrían hallar si se extendieran un poco más en su sobrevuelo. ¿Verdad?
La cuestión es profundamente grave. Según el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA), por año, el Paraguay produce entre unas 5.800 y 6.000 hectáreas de marihuana. Indudablemente, y siempre según informes de la CIDH, esta situación –lastimosamente– ubica a nuestra querida nación entre los mayores –por no decir el principal– productor de la hierba maldita en Sudamérica.
Un triste ránking por cierto, sobre todo, cuando sabemos y vemos a dónde nos conduce semejante liderazgo, como sociedad, digo.
Ahí está “México, lindo y querido”, llorando sus miles de muertos y desaparecidos. Y más cerca aún la bella Rosario o la hermosa Buenos Aires, casi perdidas por obra y gracia de este vil negocio.