Trump firmó un decreto para desmantelar el Plan Energía Limpia (Clean Power Plan) –una medida clave de su antecesor Barack Obama para luchar contra el calentamiento global– e impulsar el empleo en el sector energético, sobre todo del carbón, la fuente más contaminante.
Las autoridades del estado, el más poblado además y bastión demócrata, desafiaron la medida, reafirmando su intención de ampliar aún más sus regulaciones sobre contaminación.
El gobernador demócrata Jerry Brown envió una carta al director de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Scott Pruitt, para protestar contra este “desmesurado regalo a los contaminadores”.
“California tomará las medidas necesarias para preservar los estándares actuales, proteger la salud de nuestro pueblo y la estabilidad del clima”, zanjó Brown, que también criticó la demanda de los fabricantes de automóviles contra las regulaciones de la EPA.
El estado californiano lleva décadas esforzándose a limpiar el aire comprometido por las emisiones de su gigantesco parque automotor, sobre todo en Los Ángeles, donde ya no aparece aquella neblina acre de la década de 1970. afp