–¿Es peligroso el ritmo de endeudamiento público? ¿Cuándo le va a llegar a la gente?
–Los niveles de deuda no son preocupantes. De hecho hay una preocupación de que niveles de deuda bajos, como los que tiene hoy Paraguay, son reflejo de un país que ha invertido poco, y que le ha privado de oportunidades a segmentos de la población que están en los lugares más vulnerables. La inversión que tenía haberse hecho hace 15 años y no se hizo ya generó una pérdida de oportunidad, probablemente para una generación. Tenemos que ver cómo revertimos eso de una manera que sea sostenible en el tiempo, que sea también administrable de parte del sector público.
–¿Cómo?
–Y ahí es donde entra una parte del sector público, a través del Ministerio de Obras Públicas, otra parte a través de la Ley de APP, otra a través de instrumentos como la Ley 5074, que son herramientas que han probado ser exitosas en países como Perú, Panamá y Colombia. El país no se va a desarrollar si no incrementa de manera importante los niveles de inversión, entendiendo que el desarrollo tiene que ser inclusivo. Insisto en esto, porque tenemos la percepción de que la inversión pública beneficia más a los grupos de intereses más grandes y, muy por el contrario, le termina beneficiando a los sectores más vulnerables. No haber hecho la inversión lo único que hizo es privar a los sectores más vulnerables de desarrollarse.
–¿Y cómo se hace que esa deuda llegue a la gente?
–Y ahí es donde se combina el hecho de que Paraguay está haciendo muchísimo más desde el punto de vista económico, pero a pesar de esto no estamos como estábamos hace cuatro años. Tenemos que entender que esas condiciones que vimos hace unos años, difícilmente vayamos a volver a ver. Lo que nos permitió hacer esta inversión pública es no caer en la misma magnitud en que habían caído países como Argentina y Brasil.
–¿Y cuándo se verá esa inversión?
–Ahora empezamos a ver los proyectos como el de la ruta 3, que está generando un dinamismo económico importantísimo en ciudades dormitorio de Asunción, la autopista de Ñu Guasu, el Metrobús, la segunda fase de la Costanera. Hoy, se está generando un desarrollo económico y un bienestar que no solamente se cuantifica en términos de creación de empleos, sino en el beneficio que está recibiendo el ciudadano, que anteriormente para trasladarse tardaba dos horas y media y hoy tarda 40 minutos. Hoy hay un beneficio real sobre la calidad del transporte público y el sector empresarial está haciendo inversiones que eran impensables hace unos años.
–Pero no es suficiente…
–Cuándo la gente va a decir: Ah, ahora sentimos el beneficio. Y no vamos a escuchar, porque satisfacer una demanda genera una demanda nueva, o si no cómo se explica que un país como Chile que tiene el nivel de desarrollo humano más alto de América Latina, el nivel de popularidad de la administración actual es bajísima, porque hay demandas que están insatisfechas. Estamos entrando en una fase donde las demandas son crecientes, y tenemos una población que no solamente exige más, sino también inmediatez. Y eso es parte de un Estado que está generando una expectativa mayor. El Estado era prácticamente un actor ausente en varios ámbitos. Hoy los adultos mayores son un sector atendido por el sector público. Sabemos que todos necesitan, pero tenemos recursos limitados y tenemos que ponerlos en aquellos sectores que son más vulnerables.
–Hay una percepción de que los funcionarios públicos son privilegiados salarialmente. ¿Hay alguna propuesta para modificar la Ley del Servicio Público?
–Se está trabajando en eso, pero hay otros avances importantes. La instalación de los llamados a concurso de méritos y aptitudes es una conquista muy importante de la sociedad. Eso permitió solucionar un problema del flujo de entrada al sector público. Ahora el stock es el que tenemos que ir solucionando, pero legalmente no tenemos las herramientas para darles la mano y que se vayan a su casa. Tenemos que desarrollar mecanismos que permitan premiar a los funcionarios que realmente brindan un servicio público de calidad. Y entender que si mantenemos esto, en los próximos diez años, vamos a tener un servicio civil de mucha mejor calidad.