El Señor hablaba a la gente por medio de parábolas, expresando en imágenes las verdades más profundas, y hemos visto que también sigue este camino en la conversación con Nicodemo. Del mismo modo, la imaginación puede ser una gran ayuda en la vida interior, para la contemplación de la vida del Señor, de los misterios del Rosario...
«Pero para que sea provechosa y útil, la imaginación ha de ir dirigida por la recta razón esclarecida por la fe. De lo contrario, podría convertirse, como se la ha llamado, en “la loca de la casa”; nos separa de la consideración de las cosas divinas y nos arrastra hacia las cosas vanas, insustanciales, fantásticas y aún prohibidas. En el mejor de los casos nos lleva al ensueño, de donde nace el sentimentalismo tan opuesto a la verdadera piedad».
El papa Francisco a propósito del Evangelio de hoy dijo: “El ‘renacer de lo Alto’, renacer del Espíritu que dio vida al primer núcleo de los primeros cristianos, cuando ‘aún no se llamaban así’. Tenían un solo corazón y una sola alma. Una comunidad en paz. Esto significa que en esa comunidad no había lugar para el chismorreo, para las envidias, para las calumnias, para las difamaciones.
El amor cubría todo. Para calificar una comunidad cristiana sobre esto, debemos preguntarnos cómo es la actitud de los cristianos. ¿Son mansos, humildes? ¿En esa comunidad hay disputas entre ellos por el poder? ¿Disputas de envidia? ¿Hay chismorreo? No están en el camino de Jesucristo. Esta peculiaridad es muy importante, muy importante, porque el demonio busca separarnos siempre. Es el padre de la división (...)
Y esto es lo que explicaba Jesús a Nicodemo: este nacer de lo alto. Porque el único que puede hacer esto es el Espíritu. Esta es obra del Espíritu. La Iglesia la hace el Espíritu. El Espíritu hace unidad... Que el Espíritu Santo nos ayude a caminar en este camino de renacidos por la fuerza del Bautismo”.
(Frases del libro Hablar con Dios, de Francisco F. Carvajal, y http://es.catholic.net/)