16 abr. 2024

La grieta o el pacto

Alberto Acosta Garbarino Presidente de Dende

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Alberto Acosta Garbarino

La palabra “grieta” fue acuñada por Jorge Lanata, el periodista argentino más odiado y amado, para referirse a la enorme fractura política y social creada en su país, por los doce años de Gobierno kirchnerista.

Hoy, en la Argentina, millones de familiares muy queridos, de compañeros de trabajo de muchos años y de amigos de toda la vida, se han distanciado, separado y peleado, por el fanatismo a favor o en contra del kirchnerismo.

Esta “grieta” también ha existido en el Paraguay a lo largo de su historia, en el siglo XIX fue entre “lopistas y antilopistas” y en el siglo XX entre “colorados y liberales” o entre “stronistas y antistronistas”.

Estas disputas entre los paraguayos eran por personalismos o por colores; porque no había una diferencia real entre un bando y el otro. Entre un colorado y un liberal, no existían diferencias sociales, ni educativas, ni culturales, ni religiosas y mucho menos ideológicas. La pelea era simplemente por el poder.

Pero esto ha cambiado desde el triunfo de Lugo en el 2008 y sobre todo después de su destitución en el 2012. Hoy existe una clara “grieta” en la sociedad paraguaya, ya no por colores como en el pasado, sino entre ricos y pobres, entre productores y campesinos, entre extranjeros y paraguayos y últimamente entre los jóvenes y los adultos. A un paraguayo, campesino y pobre es muy fácil estimularle el odio hacia un extranjero, productor y rico. A un joven lleno de idealismo, pasión y candidez es muy fácil estimularle el odio hacia un adulto lleno de pragmatismo, conservadurismo y no pocas veces, cinismo.

Hoy existen sectores políticos, sociales e incluso de los medios de comunicación, que están estimulando esta división, que están estimulando la profundización de esta “grieta” y lo están haciendo en un momento muy complicado política y económicamente.

En lo político, porque estamos entrando en la segunda mitad del periodo de Gobierno del presidente Cartes, que como todo final de mandato, es un periodo de gran electoralismo, de gran populismo y de gran confrontación, normalmente es un periodo de ingobernabilidad. En lo económico, porque se ha terminando el tiempo de la bonanza internacional y regional que hizo que nuestra economía creciera, generara empleos y redujera la pobreza. Hoy la economía mundial se está frenando y nuestros dos grandes vecinos –la Argentina y sobre todo el Brasil– están en el medio de grandes ajustes económicos y de enormes turbulencias políticas.

Es lógico que el Paraguay, un país que representa menos del 1% del Producto Interno Bruto del Mercosur, sufra las consecuencias de esta difícil situación internacional y regional, y todo nos indica, que la misma va a durar varios años. Para enfrentar este nuevo escenario económico y este momento político, es fundamental que la sociedad paraguaya construya acuerdos mínimos que nos permitan amortiguar los golpes que vienen del exterior.

Lamentablemente, como dije anteriormente, existen líderes políticos, sociales y del periodismo, que en lugar de promover el acuerdo en un momento difícil, están estimulando y promoviendo la ampliación de las “grietas” que separan a los paraguayos. Vemos con preocupación esta situación, y creemos que la única opción ante la “grieta” es hacer exactamente lo contrario, promover la construcción de un acuerdo, de un “pacto”.

Un “pacto” que nos asegure cierta gobernabilidad política para realizar algunas reformas estructurales que el país necesita para poder seguir creciendo, sin depender tanto de los vientos del exterior. Lo hicimos en el año 2003 y salimos de una grave crisis; podemos volver a hacerlo ahora, y un párrafo del poema Martín Fierro de José Hernández puede servirnos de inspiración:

“Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea. Porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”.

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