El llamado de atención a los países que suscribieron la Agenda de Sustentabilidad 2030 es para “crear un entorno político propicio y un clima de inversión atractivo para la transición a un sector más ecológico del carbón vegetal”, señaló un comunicado de la Oficina Regional de la organización.
La FAO propone que los países desarrollen políticas publicas que incentiven un uso inocuo del carbón.
La región registró una producción de 8,9 millones de toneladas de carbón el 2015, ocupando el segundo lugar a nivel mundial después de África, según la última publicación de La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
A nivel global, Brasil lidera los niveles de producción con 6,2 millones de toneladas, que equivalen al 12 % de la producción total en el planeta.
Más del 90 % del carbón brasileño es utilizado con fines industriales, siendo el 80 % consumido por el rubro metalúrgico. En cambio, otros países de la región usan el carbón para la industria de alimentos y en los hogares.
El informe del organismo propone como medida que con el “cambio de estufas u hornos, por unos modernos y eficientes, se podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80 % ", contribuyendo a la mitigación del cambio climático .
La mitad de la población en Centroamérica, unos 22.5 millones de personas, depende de la leña y el carbón “para satisfacer sus necesidades energéticas básicas” como el cocinar alimentos, y en menor medida, para la calefacción y uso de la pequeña industria.
En el último registro de la FAO, América Latina y el Caribe emitieron 371 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (Mt CO2) por el uso de madera y carbón, siendo la madera el principal emisor, con 297 millones de toneladas de CO2, seguido del carbón, con 74 millones toneladas emitidas.
La FAO estima que “más de 3 mil millones de personas, a nivel mundial, no tiene acceso a tecnología energética limpia para cocinar alimentos”.