Desde que fue presentado oficialmente, en marzo de 2016, el proyecto de ley de fomento al audiovisual, más conocido como la ley de cine, sigue guardado en los cajones del Congreso Nacional, más específicamente en la Cámara de Senadores, esperando ser tratado y aprobado.
Este proyecto había sido trabajado durante mucho tiempo por los creadores audiovisualistas, reunidos en la Mesa Multisectorial del Audiovisual, que lo entregaron en forma pública a las autoridades del Congreso Nacional, aguardando un tratamiento en orden a su importancia, pero desde entonces ha quedado cajoneado, al igual que muchos otros proyectos importantes para la sociedad paraguaya.
Entre otros puntos, la ley de cine plantea la creación del Instituto Nacional del Audiovisual Paraguayo (INAP), que se ocupará de propiciar la creación, divulgación, conservación y valoración de la producción audiovisual paraguaya, regulando los acuerdos internacionales de producción, distribución y exhibición de las películas y contenidos audiovisuales. Además, se prevé la creación del Fondo Nacional del Audiovisual (Fonap), que debe regular los fondos propios para desarrollar el cine.
Es sabido que, cada vez más, la imagen internacional de un país se construye a través de su producción audiovisual, que debe ser parte de una política de Estado. Hasta ahora, los creadores del cine paraguayo están totalmente huérfanos de tener apoyo del Estado y la falta de leyes y organismos incluso impide poder acceder con facilidad a competir en festivales y eventos internacionales, donde podrían obtenerse importantes premios que dignifiquen la cultura del país.
Aun así, con muy escaso apoyo estatal, se siguen realizando muchas películas y producciones audiovisuales, algunas de muy buena calidad, que han distinguido al país en el mercado internacional. Además, la industria del audiovisual ayuda a desarrollar otros sectores de la economía, como el turismo, la hotelería o la gastronomía.
Es lamentable que, por estar tan ocupados en sus rencillas políticas y viendo cómo obtener ventajas en las próximas elecciones, la mayoría de nuestras autoridades –y especialmente los legisladores– no le otorguen mucho interés a un proyecto tan importante y urgente, como es la ley de cine, o de fomento al audiovisual.
El Paraguay sigue siendo uno de los pocos países en el mundo que no cuenta con una ley de cine –ni con un instituto del audiovisual– para impulsar la realización de películas y producciones audiovisuales.
Esta desidia de la clase política y de las autoridades sigue atrasando el desarrollo cultural de nuestro país.