Miles de personas atrapadas en el este de Alepo se enfrentaron al frío, el hambre, la miseria y una espera incierta para salir de la ciudad como refugiados mientras las fuerzas gubernamentales se hacían con el control del último bastión rebelde, un gran triunfo en la guerra civil siria. La batalla por Alepo comenzó en 2012, un año después del alzamiento contra el presidente Bashar al-Assad, pero fue solo durante el verano boreal que el Ejército y sus milicias chiíes aliadas, apoyados por el poderío aéreo ruso, lograron rodear la zona oriental bajo control rebelde. El Ejército sirio urgió a los últimos rebeldes y civiles a abandonar Alepo para obtener así su mayor victoria desde el inicio de la guerra, con la conquista total de la segunda ciudad del país. Al mismo tiempo, Rusia e Irán, aliados de Bashar Al Asad, y Turquía, que apoya a los rebeldes sirios, se declararon favorables a extender el alto el fuego en Siria. reuters