Una es la recopilación de acontecimientos negativos que desde todas las partes de la vida nos van cercando. Un caso insólito, cuando escribo estas líneas: Policías sentados en su despacho del Ministerio del Interior cobran millones a cargo de la plata destinada para los que en Concepción buscan y no encuentran al EPP.
Otro: Brasileño con título falso de tierra (dado por una rosca corrupta que opera en el Indert) compra a mil policías y desalojan a los campesinos paraguayos que llevaban muchos años en Guahory. Ese día desde el cielo un helicóptero de Yacyretá llevaba al brasiguayo jefe que observaba contento y daba las gracias al presidente de la República. Y en la tierra sus familiares y servidores llamaban “puercos” a los campesinos desalojados que veían cómo soldados manoseaban a sus mujeres buscando armas y sus pocos enseres quedaban reducidos a escombros. Son solamente dos hechos.
Cuéntenos todos los que usted conoce en donde vive y uniéndolos todos, veremos que la frase de arriba se queda corta.
Pero, la otra dimensión es aún peor. Mientras nos agobiamos por los miles de infracciones, muertes, robos, excesos corrupciones y mentiras, se va creando el “shock” esa situación sicológica colectiva que nos inmoviliza ante tanto mal y que es aprovechada por este gobierno, sometido al neoliberalismo, para endeudarnos por muchos años con los bonos soberanos, para privilegiar siempre a los que tienen poder económico, para vender las riquezas del Paraguay al mejor postor, para unirnos al carro de los EEUU, para criminalizar todo intento de rebeldía etc… etc…
Nos inmovilizan y se aprovechan. Este es el nuevo rumbo de Cartes.
Lea La doctrina del shock, de Noami Klein, o su resumen como película en Google.