Noelia Duarte y Wilson Ferreira
HERNANDARIAS
Alumnos de escolar básica y nivel medio de la parcialidad indígena Ava Guarani, de la comunidad Acaray mí, ubicada a 60 kilómetros al norte de Alto Paraná, distrito de Hernandarias, sufren con el frío, la lluvia y las pésimas condiciones en que se encuentras las aulas de dos instituciones, una de madera y otra de material cocido. Ninguna tiene baño y se manejan con letrina.
Hay una tercera institución, que es colegio, donde las tres aulas fueron construidas por la Gobernación. Este local, al igual que las otras dos, tienen un problema en común, aulas inconclusas que fueron construidas con fondos del Fonacide de la Municipalidad de Hernandarias, correspondiente a la administración municipal anterior, a cargo del abogado Mario Castillo.
Alumnos y docentes ayer se movilizaron y con pancartas pidieron la conclusión de las aulas, la construcción de baños modernos y la reparación de las aulas de madera. Se trata de una estructura muy antigua, que tiene problemas en el techo, en las vigas de sustentación y los pilares.
La situación más patética se da en la escuela San Miguel, donde la estructura de madera tiene más de 20 años y está carcomida por las termitas, la lluvia y el paso del tiempo. Concurren 55 niños del 1º al 6º grado.
Se encuentra una construcción iniciada en el último trimestre del 2015, pero luego de las elecciones municipales quedó paralizada. En la Comuna de Hernandarias no le dan una respuesta contundente, expresaron los padres de familia.
Aparte de las mejoras edilicias los chicos reclaman el almuerzo escolar y la escasez de materiales didácticos. Según los docentes, los chicos necesitan todo y están abiertos a la solidaridad ciudadana.
Prácticamente, la misma situación es la que atraviesan los alumnos de la escuela básica 14.692 Ángela Antonia, donde la construcción de madera está bastante deteriorada y no cuentan con energía eléctrica.
La escuela Nº 1521 Arnoldo Janssen necesita sillas pedagógicas para al menos 100 alumnos que concurren del 1º al 9º grado. La construcción de aulas es también un reclamo reiterativo, tanto que los chicos del 8º grado desarrollan sus contenidos en el patio porque no hay salas disponibles para todos.
En el colegio Arnoldo Janssen, donde concurren estudiantes del 1º al 3er año del bachillerato técnico agropecuario, también reclaman el almuerzo escolar y la conclusión de una sala.
Una cuestión llamativa en todas las escuelas de la comunidad es que no cuentan con sanitarios sexados, sino las letrinas improvisadas.