Los reclamos de grupos de ciudadanos, como la llamada Asociación Fuera Listas Sábanas, y de varias organizaciones no gubernamentales que vienen exigiendo un mayor control del financiamiento político, han caído hasta ahora en saco roto ante el abierto desinterés de las autoridades del Poder Legislativo y de la Justicia Electoral.
La afirmación del ministro electoral Jaime Bestard, durante una reunión con los miembros de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, el martes último, de que ya no será posible aplicar nuevos mecanismos de control a los fondos que financian la actividad de los partidos políticos y las candidaturas, ni abrir las llamadas listas sábana, demuestra que los encargados de la Justicia Electoral no tienen mucha voluntad en cambiar el oscuro sistema con que se viene manejando hasta ahora la clase política en el Paraguay.
Igualmente, la actitud del presidente de la Cámara de Diputados, el legislador colorado Hugo Velázquez, quien el miércoles evitó responder a los requerimientos de grupos de ciudadanos y de miembros de la prensa acerca de estos temas, alegando estar muy atareado tras su regreso de un viaje a los Estados Unidos, refuerza la total falta de voluntad de la clase política dirigente en alterar lo establecido.
Hasta ahora, tanto el proyecto de modificación de la Ley de Financiamiento Político como el de desbloqueo de las listas sábana para las elecciones permanecen varados en la Cámara Baja. Hay dos textos propuestos para cada uno, es decir, cuatro proyectos que esperan dictámenes, a los que no se concede importancia y se mantienen en la congeladora desde hace años.
De este modo, parece claro el interés de los dirigentes políticos, así como de las propias autoridades de la Justicia Electoral, de que no se produzcan cambios que puedan llevar a una verdadera transparencia y mayor control de la actividad política, como a la posibilidad de que los ciudadanos elijan libremente en los comicios a personas capaces y honestas, sin estar obligadas a votar por listas cerradas o sábana, en las cuales se ubican figuras de oscuro historial, sin la preparación adecuada y en muchos casos conectados a grupos mafiosos.
Para poder cambiar esto hace falta que la mayoría de los ciudadanos se involucren más activamente en estos reclamos, que por ahora son llevados por grupos reducidos aunque constantes de miembros de la sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales. Solo cuando las exigencias de transparencia y de control estricto sobre la actividad política sean asumidas como una demanda colectiva, con presión y movilización, se lograrán verdaderos resultados.