24 abr. 2024

La burocracia y la estulticia

El Estado le viene tocando la oreja a la ciudadanía de manera reiterada y constante.

Se mofa de los mandantes al punto de ignorar los costos que suponen tal necedad.

Reniega de aprender la experiencia que corrieron democracias en apariencia más consolidadas como la venezolana que hoy se sostiene a balazos y proscripciones como las que tienen que pagar luchadores como Leopoldo López.

Ese país se comportaba de la misma manera que hoy se comportan nuestros administradores.

La primera vez que salí del país fue justamente a esa nación para observar cómo la clase gobernante se empeñaba en ganarse a pulso una mano vengadora como la que encontró en el autoritario de Hugo Chávez.

Hoy esa pobre hermana rica de Venezuela repite lo mismo que había aborrecido lamentablemente y pasarán años quizás, para deshacerse del castigo que recibieron.

Nosotros tenemos una pésima burocracia. Nada idónea como manda la Constitución al punto que debemos pagar “por títulos” a los funcionarios y absolutamente inconsciente de su función que les damos dinero por “responsabilidad en el cargo” eso, descartando los hijos, el presentismo o la seguridad en el cargo.

Las binacionales esgrimen argumentos insostenibles jurídicamente cuando la Constitución paraguaya garantiza el acceso a todas las fuentes públicas y los abogados de las binacionales intentan construir el sofisma jurídico que ellas no son entidades públicas y no están regladas por las leyes locales.

Pasan por encima de argumentos de derechos humanos y de garantías constitucionales de acceso a la información pública.

Están desconcertados y temen la reacción de la gente a sus elevados salarios que no dudan en contratar a estudios jurídicos independientes porque los que tienen en casa no cuentan con capacidad para argumentar una inconstitucionalidad como la que han presentado aunque cobren por títulos, por responsabilidad o “presentismo”.

Necesitamos cambiar esta vieja máquina oxidada y movida con el mismo combustible del autoritarismo que se fue formalmente en 1989, pero que dejó a todos los maquinistas en sus funciones con algunos tímidos cambios en los puestos de mando.

Se nos quedó lo peor de la herencia de Stroessner y sobre ella hay que poner la claridad que desinfecte y promueva los cambios. Este Estado con su burocracia pesada y corrupta constituye el peor de los obstáculos para el desarrollo. No anda este Estado. No gestiona, es ladrón, caradura y, además, insolente.

Los mandantes deben acabar con la estulticia que con su carga de necedad, ignorancia y tontería ha visto prohijar y crecer a una burocracia con similares adjetivos.

Estamos ante un poder que no hace y una política que no sabe lo que tiene que hacerse.

Los pillos se burlan de nosotros exhibiendo de manera impúdica unos salarios que no se compadecen ni con la idoneidad, la responsabilidad y menos el compromiso de hacer del Paraguay un espacio de oportunidades para todos.

No dejemos que los herederos del autoritarismo terminen por vejar a esta –para ellos–, indeseada democracia.

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