25 abr. 2024

¿La ANR buscará alianza?

La columna del infiltrado

Por supuesto que desde luego que me refiero a una alianza con gente de facciones rivales y pensamientos opuestos, cuanto menos. Más o menos como cuando los liberales se aliaron con Oviedo, o cuando lo hicieron con Lugo, que en aquel momento tiraba hacia la izquierda con mucha fuerza.

Alguna gente candorosa dice con entusiasmo que lo de Yoyito y los oviedistas resultó exitoso, pues ganaron la vicepresidencia. Pero hay gente más avisada que murmura que Yoyito ganó la vicepresidencia mediante la gestión tipo caballo de Troya de un fuerte grupo colorado que no estaba interesado en que el cargo recayera en Félix Argaña, pues este, sin duda, iba a reclamar luego el cargo de presidente. Que había muchos intereses en juego, para hacerla corta.

Sin ese detalle, Yoyito no habría ganado ni con la ayuda de David Cooperfield. Pero repasemos brevemente el espinoso asunto de las alianzas políticas en el Paraguay. Hasta hoy, y desde que se instauró de nuevo el cargo de vicepresidente, ninguna alianza funcionó. El binomio Nicanor-Castiglioni pareció funcionar perfectamente hasta llegar a unos 50 metros de la meta. Y allí se pudrió todo. Toda la cordialidad precedente se desvaneció. La concordia republicana que relumbraba como un ejemplo para los pleitistas opositores, se llenó de manchas infamantes.

Y ahora, luego de todos los estrepitosos fracasos de las alianzas precedentes, se habla de que la poderosa ANR, el partido contra quien siempre fueron armadas las alianzas, por disparateras que fueran, buscaría una alianza (aún no se sabe con quién) con miras a las elecciones de 2018. ¿La ANR pidiendo la escupidera? ¿El orgulloso y multitudinario Partido Colorado suplicando compañía mercenaria para cruzar el puente de unas elecciones, humillación a la que nunca antes se expuso?

Esto resulta increíble. Es como que Olimpia pida prestado de urgencia seis jugadores a Sol de América para encarar un partido contra el Club 6 de Marzo, de Potrero Apu’a. O que Cerro Porteño (más grave aún), le pida a Olimpia tres delanteros, dos defensores y un arquero para jugar un amistoso contra un equipo de cuarta de Bolivia. Dejando a un lado la vergüenza de tener que solicitar ayuda externa, está el peligro considerable de que los refuerzos trabajen en contra. Y una mala jugada de esas es imposible de ser comprobada. Las fallas grossas están siempre a la orden en la amplia gama de lo que dio en llamar los imponderables del fútbol. Bien, cambie usted fútbol por política, y la hipótesis le parecerá viable.