En las cristalinas y azulinas aguas de bahía de Tateyama, en Japón, se ha gestado una amistad poco convencional. Nos referimos a la amistad entre el buceador japonés Hiroyuki Arakawa, y el pez Yoriko, un pez cabeza de oveja.
Tras más de 20 años de servir como guía en este recorrido bajo el agua, Arakawa no solo está acompañado de turistas; sino de su personal compañero Yuriko y toda la fauna marina que se encuentran en un santuario sintoísta que se encuentra bajo el mar.
Arakawa, un hombre mayor que cuenta con una tienda de buceo, se encarga de gestionar el lugar sagrado, en donde cada vez que se sumerge recibe la visita del pez Yoriko, al que llama con el sonido del golpe de un martillo. Sin duda, una amistad única, publica el sitio digital diarioregistrado.com.