Y así, de repente entre tanta malaria y malas noticias, aparecen noticias que nos dan un soplo de esperanza.
El movimiento se inició en el Colegio Cristo Rey y no para de crecer.
Son las sentatas, como una forma pacífica de protesta, que realizan los estudiantes secundarios que piden una mejor educación. La acción prevé también una gran marcha de estudiantes, el 18 de setiembre.
Los jóvenes tienen seis pedidos concretos: recibir un buen almuerzo escolar, que todos accedan a los kits escolares y al derecho del boleto estudiantil.
También solicitan mayor capacitación para docentes públicos y privados, y acompañan el reclamo de jubilación para docentes privados.
Es fantástico escucharlos pedir capacitación para sus profesores. Uno de los chicos explicó que cuando estos se limitan a pedir el llenado de libros, los estudiantes salen del colegio como analfabetos funcionales. “Los profesores no explican la clase y salís de la secundaria como un copiador profesional del colegio”.
O cuando un alumno de un prestigioso colegio privado expresó: “Ves que hay niños que estudian con hambre, que comparten sillas y que tienen aulas en mal estado, hay muchas falencias en la educación pública”.
Uno de los dirigentes señala los kits escolares como un espacio de corrupción y que debería estar al alcance de todos los estudiantes; y reclama que el boleto estudiantil se distribuya tanto para estudiantes de colegios públicos, como de privados. “Creemos que al fin y al cabo somos todos estudiantes hermanos y que no debe haber barreras”.
Las sentatas solo duran media hora, en cada turno, pero están logrando poner nerviosas a las autoridades de Educación. Y eso está muy bien.
Lo peor que podrían hacer es intentar reprimir la expresión de los chicos, y lo mejor sería que tomen nota de los reclamos.
Muy cómodas estuvieron por demasiado tiempo las autoridades, escudándose en el remanido pretexto del presupuesto.
Después de todo, si hay plata para pagarles millones a la secretaria vip del contralor, a la niñera de oro del diputado Víctor Bogado, a los caseros del diputado Ibáñez y a un ex ministro de la Corte como asesor de Yacyretá un monto de 60 millones, ¿cómo no habría dinero para capacitar a maestros y proveer infraestructura digna a escuelas y colegios?
Los chicos de secundaria están logrando exponer la realidad del país, sin discursos pomposos y sin retórica. Ellos nos están mostrando el país desigual en el que vivimos. Ese país en el que no todos tienen las mismas oportunidades: la educación es una de ellas.
Por eso, la educación pública debe ser mejor y debe ser para todos. O como manifestó el dirigente Lucas Zárate: “No queremos que una buena educación solo se limite a los colegios privados, porque los que pueden pagar, pueden tener más educación que otros”.
El país ya estaba extrañando a sus jóvenes. Los extrañaba así, rebeldes y críticos. Porque con chicos y chicas zombis, seguirán ganando los corruptos y sus secretarias vip.