Entre risas, uno de los miembros de la organización, Mario Da Silva, comentó que tuvieron que hacer vaquita (juntar dinero a través de colaboraciones) para alquilar un bus que los trajera a la capital.
El viaje duró aproximadamente 4 horas (ida y vuelta), pero a estos jóvenes el cansancio tras un día laboral o toda una jornada en la facultad poco les importó.
“Nos preguntamos ¿por qué no apoyar a 20 locos que están revolucionando todo el sistema? Nos pusimos las pilas y comenzamos a hacer la vaquita para venir. Creemos que es muy justo lo que piden los estudiantes y es una señal para que todos los ciudadanos se despierten y reclamen sus derechos”, manifestó Da Silva.