El relato de la anunciación es la historia de la confianza: La confianza de Dios en una joven mujer y la respuesta confiada de aquella doncella en Dios. Esta narración es también el testimonio de la hospitalidad, de la acogida: Dios quiere hacerse presente en la historia de la humanidad y pide ser acogido por María de Nazaret...
Este relato es el anuncio de un Dios que dialoga, que propone, que confía sus planes a aquella joven y al mismo tiempo escucha sus interrogantes. Aunque la distancia es entre el cielo y la tierra, entre Dios y la humanidad, es posible dialogar. Al interior de aquella experiencia creyente entre “el Altísimo…” y “la servidora del Señor…” se ha gestado la mayor de las revoluciones de nuestra historia: “Dios habita entre nosotros y nosotros habitamos en Dios”. A la luz de este anuncio de la confianza, todos somos María, si podemos comprendernos.
Al celebrar a María, podríamos reflejarnos en su historia. Todos somos María, podríamos serlo, si estamos dispuestos a nacer, dar nacimiento a un mundo nuevo. Si nos dejamos desafiar por Dios, podremos engendrar un nuevo Paraguay fundado en la verdad, en la libertad y en la justicia, y no en los secuestros y el engaño del narcotráfico, de la narcopolítica y de la narcojusticia.