Sin embargo, uno de los abogados de la empresa Itaú, Carmelo Caballero, manifestó lo contrario: “La entidad ha cumplido a cabalidad con su deber de diligencia y lealtad para con su cliente, es decir con Llorens”, mencionó.
Indicó además que la entidad bancaria incluso alertó sobre los cheques librados a la orden de sus proveedores, como así también le recomendó que revise el procedimiento interno de pago de proveedores de su empresa.
Añadió que también, a raíz de esta situación, Llorens pudo constatar que había sido objeto de un despojo de una importante suma de dinero por parte de sus funcionarias de mayor confianza. Finalmente, expresó que el Banco Itaú en todo momento le asistió a Llorens como cliente y proporcionó toda la documentación requerida para el efecto.
Sin embargo, el abogado Amarilla refutó lo dicho por Caballero y explicó que el Banco Itaú actuó con negligencia culpable, ya que pagó 256 cheques de forma irregular, teniendo garabatos, sellos tachados y firmas falsas.
Afirmó que Itaú “relajó” los controles y en supuesta connivencia con algún personal del banco, depositó el dinero a las cuentas corrientes de Fabiola Bareiro y Annie Gibbons, procesadas.