Este problema se agrava por la falta de transporte hasta altas horas de la noche que permita a estudiantes y trabajadores llegar hasta sus respectivas viviendas, y la falta de iluminación en varios sitios.
La denuncia de los pobladores, que estuvieron bastante temerosos ante eventuales represalias, señalan que en los últimos tiempos se han instalado focos de distribución de crac y marihuana en los barrios y tienden a aumentar, si no se toman medidas, advirtieron. Muchos de los adolescentes y jóvenes cayeron en las garras de los microtraficantes y convirtieron a los barrios en peligrosas zonas rojas y escenarios de violentos asaltos y robos domiciliarios.
S.G., una vecina, cuenta que los jóvenes se reúnen en un patio baldío y en la cancha conocida como Kise, para fumar y controlar a transeúntes.
“Desde la tardecita ya no se puede pasar por acá, ya no podemos hacer nada. Está muy difícil la situación por acá”, expresó la pobladora.
Ella señala que es madre de familia y lamenta que muchos jóvenes hayan caído en la drogadicción. Asegura que este mal va ganando espacio en el barrio de manera preocupante. Los adictos son jóvenes que están desocupados y que para conseguir droga roban a cualquier hora del día.
“La Policía viene y no hace nada, no pueden hacer mucho porque no hay sangre nos dicen”, expresó con gestos de impotencia y a la vez de resignación.
F.M. es una vecina que también pide a agentes antinarcóticos que realicen procedimientos, porque el microtráfico está destruyendo familias enteras. La misma, bastante preocupada por la situación, pide que el control policial aumente en los barrios.
“Las mujeres son las más afectadas. Muchos estudiantes y trabajadores que quedan sin colectivo son asaltados. Por un celular hasta pueden matarte. Estamos desamparados y no encontramos salida a esto”, manifestó a ÚH.
F.M. manifestó que los delincuentes vienen de otros barrios para perpetrar sus atracos, pero lo hacen en complicidad con los ladrones de la zona.
MOTOCHORROS. Los motochorros operan campantemente por estas calles, según la denuncia. Lamentan los vecinos que cuando son detenidos por la Policía, rápidamente son liberados y vuelven a sus andanzas.
Los negocios cierran temprano y otros atienden bajo candado, incluso con arma de fuego cerca.
Un despensero, quien prefirió el anonimato, contó que en horas de la noche atiende con su escopeta en mano. Esta medida adoptó porque abundan los ladrones que buscan a sus eventuales víctimas.
MÁS CALABOZOS. El subcomisario Feliciano Ferreira, subjefe de la comisaría 3ª de Luque, señala que el 90% de los detenidos en la jurisdicción son drogadictos. Tuvieron que construir otro calabozo, porque colapsa de detenidos que en su mayoría son motochorros. Precisamente tres detenidos con antecedentes por robo son de la villa San Francisco, dijo el agente.
“Actualmente estamos realizando trabajos de inteligencia en esos barrios, hay muchas denuncias, pero debemos corroborar eso”, explicó.
