La mujer de 42 años, secretaria en comercio, es madre de Diego de 15 años y Josué de 9, y vive en una colonia en el sur de San Salvador dominada por la temible pandilla Mara Salvatrucha.
“Es un miedo terrible, no quiero que a mis hijos les pase algo. Los mareros me los acosan para que se metan a la pandilla y eso ya no lo aguanto. Me voy de este país”, declaró Zelaya a la AFP, secándose las lágrimas.
Diego recién terminó el octavo grado y Josué el segundo en una escuela en la ciudad de San Marcos. Su esposo hace ocho años se marchó a EEUU y les ha mandado parte del dinero para el viaje.
Espera salir en pocos días y lo único que llevarán consigo son tres mochilas con ropa, como les exigió el coyote, o traficante de indocumentados, que los guiará en el camino. Ana no quiso revelar el costo de sus servicios.
“El coyote es conocido nuestro, él fue quien se llevó a mi esposo hasta Estados Unidos. Por supuesto que da miedo hacer el viaje, pero prefiero eso a ver que a mis hijos me los maten”, admitió Zelaya.