A esto se suma que la estructura que fue colocada en diferentes sectores de este bien municipal de 250 hectáreas es saqueada sistemáticamente por desconocidos y en un gran porcentaje presenta un alto grado de oxidación por la pérdida de su pintura, lo que acelera su deterioro.
El guardaparques Mariano Ruiz Díaz advirtió que esta situación pone en riesgo a quienes custodian el área, sobre todo, en horas de la noche, donde mucha gente entra de manera clandestina para diferentes fines, ya sea para asaltar, robar madera o drogarse.
Asimismo dijo que trabajan con efectivos de la Policía Nacional para patrullar toda la zona, que se vuelve peligrosa para los visitantes.
El concejal Orlando Fiorotto, el año pasado, al reclamar que se culmine con este vallado, concretó una reunión con jefes policiales y autoridades del Ministerio de Justicia para brindar garantías a quienes vayan a visitar el sitio que tiene en la actualidad una zona de 150 hectáreas de pradera y bosques.