Grande fue la diferencia futbolística entre uno y otro conjunto. Mientras uno sigue mostrando un juego colectivo que roza la perfección y se potencia gracias a las acciones individuales, el otro dejó en evidencia que volvió a caer en un pozo futbolístico.
El Olimpia de ayer volvió a mostrar grandes falencias defensivas, claro ejemplo los dos primeros goles del Gumarelo, especialmente el segundo, después de un saque lateral, y también ofensivas, donde no supo genera una clara chance de gol. Lento, previsible y sin rebeldía, así se lo vio al equipo de Éver Hugo Almeida, el cual volvió a abusar de los pelotazos desde zona defensiva. Un sistema de juego más que improductivo.
muy superior. El sector izquierdo franjeado sufrió mucho a raíz de lo incontenible que estuvo Antonio Bareiro. El Demonio aprovechó los errores de cobertura de Giménez y la lentitud de Ortiz para sacar ventaja. Por el otro sector, Jesús Medina no tuvo tanta trascendencia.
Si bien la contra fue el mejor aliado de Libertad, cuando el trámite lo exigía manejaba el balón a su antojo y con la comodidad de no ser presionado por los rivales.
Y se preguntarán: ¿qué hizo Almeida para cambiar la cara de un equipo que no reaccionaba? Metió dos cambios en el arranque de la complementaria, pero siguió con la misma figura táctica, por lo que no se vio cambio alguno.