Por Daniel Espinoza
Hace una semana se dio inicio a la vigilia cuando cientos de estudiantes se congregaron en el campus universitario para exigir la renuncia del rector Froilán Peralta, a quien se le detectó numerosas irregularidades en el manejo de rubros docentes y tráfico de influencia.
Publicaciones periodísticas daban cuenta de cómo la máxima autoridad de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) repartía rubros docentes a familiares de sus secretarias sin que tengan título de grado académico y tampoco pisaron un aula alguna vez.
La vigilia inició en la víspera de la sesión extraordinaria del Consejo Superior Universitario, donde se aguardaba la renuncia del rector, cómo lo había prometido un día antes, según el testimonio de algunos decanos.
Sin embargo, Peralta se quiso aferrar al cargo y sorpresivamente presentó ese martes una nota de permiso por tiempo indefinido, mientras duraba la investigación iniciada por el Ministerio Público a raíz de las denuncias publicadas.
Tras un largo debate, los consejeros decidieron dar lugar al permiso solicitado el rector, pero al mismo tiempo le instaban a presentar su renuncia y además convocaron a una asamblea universitaria para tratar su destitución, en caso de que no sea efectiva su dimisión.
Esas decisiones hicieron estallar al estudiantado que movidos por el mismo ideal comenzaron a organizarse a fin de ejercer presión cansados de la corrupción imperante desde hace tiempo en la máxima casa de estudio.
Toma del Rectorado. Como primera medida de fuerza sitiaron la sede del Rectorado impidiendo la entrada y salida del edificio. Los decanos de las 12 facultades quedaron en su interior al igual que los demás miembros consejeros y funcionarios.
“Fuera Froilán”, “la UNA es de los estudiantes” “se va acabar la dictadura de Froilán”, eran algunas de las numerosas frases que retumbaban la sede universitaria ubicada en la ciudad de San Lorenzo. Bajo el lema UNA no te calles, los estudiantes comenzaron a denunciar los casos de corrupción en las distintas unidades académicas.
Durante las horas de encierro, los decanos intentaron en varias ocasiones comunicarse con Froilán Peralta, pero éste hacía caso omiso a las llamadas y mensajes. De esa forma también el rector también comenzaba a esconderse sin dar respuesta a su situación y al clamor juvenil.
Tuvieron que pasar 17 horas para que los miembros del Consejo logren salir del Rectorado, en medio de una marea de estudiantes que repudiaba el paso de cada uno de ellos. El día miércoles, varias facultades decidieron ir a paro académico hasta este martes 29 de setiembre.
También salía a luz que supuestamente el rector solicitaba la renuncia de los doce decanos para que éste tome la misma decisión. Los representantes de Derecho, Antonio Fretes y de Ingeniería, señalaron que ponían su cargo a disposición, los demás se negaron porque no quería que Peralta los marque la agenda.
Documentos. El pasado jueves se conmemoraba los 126 años de fundación de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y se aguardaba una fiesta juvenil durante la vigilia. No obstante, movimientos irregulares dentro del Rectorado en horas de la noche pararían todas las actividades previstas.
Dos estudiantes observaron cómo funcionarias estaban tratando de sustraer documentos del recinto y alertaron a sus demás compañeros, quienes rápidamente rodearon el lugar y comenzaron a fotografiar a las mujeres que intentaban esconderse debajo de los muebles.
Mientras que la jefa de Talentos Humanos, María del Carmen Martínez, intentó salir del campus a bordo de una patrullera privada, pero los alumnos rápidamente le impidieron el paso ante el temor de que lleve consigo documentos públicos.
Ese hecho marcaría uno de los momentos más importante de la vigilia donde los estudiantes se convirtieron en guardias y fiscales improvisados para resguardar esas evidencias, mientras solicitaban la presencia del Ministerio Público.
Al mismo tiempo denunciaban también irregularidades en la Facultad de Veterinaria, incluso uno de los alumnos filmó con su teléfono celular como estaban manejando una computadora por control remoto.
Esa jornada se registraría una vergonzosa actuación fiscal por su inacción. Tuvieron que pasar cuatro horas para que la agente, Blanca Aquino, se apersone al sitio sin realizar un adecuado procedimiento. Los propios alumnos le marcaban cómo debía actuar y que decisiones tomar.
A la funcionaria que estaba resguardada dentro de la camioneta se llevó hasta una comisaría para el cateo. Se le encontró documentos relacionados a nombramientos de parientes de Froilán Peralta y dos pendrives.
Luego se desató una serie de denuncias sobre quemas de archivos en las diferentes facultades, algunas de ellas fueron confirmadas mediante fotografías o mediante el testimonio de propios funcionarios.
Día clave. El pasado viernes fue un día determinante en la lucha de los estudiantes universitarios. Ante el bochorno fiscal de esa madrugada, una presionada Fiscalía General de la República decidió esa mañana imputar al Froilán Peralta y ordenó su captura.
Tras permanecer escondidos durante todos esos días, Peralta se presentó junto a su abogada en la sede de la Fiscalía de Delitos Económicos. En las inmediaciones también le esperó un grupo de estudiantes y ciudadanos para escracharle.
“Ya presenté mi renuncia”, expresó un desorientado hombre ante la consulta de una periodista cuando ingresaba al despacho del fiscal Martín Cabrera. A su salida tuvo que ser resguardado por cascos azules mientras los manifestantes le lanzaba agua y todo tipo de improperio.
Los fiscales intervinientes solicitaron su prisión preventiva y durante su audiencia de imposición de medidas, en horas de la noche, la jueza de la causa dispuso que guarde reclusión por cinco días en la sede policial y posteriormente se analizaría se es traslado a Tacumbú.
El todopoderoso Froilán Peralta, catalogado como Ferrari por su mentor, el senador Juan Carlos Galaverna comenzaba a sentir la pesadilla en carne propia, la misma que les hizo sentir a muchos docentes y estudiantes, según varias denuncias.
Durante el fin se semana se vivió un efecto dominó porque también decidieron renunciar el cuestionado decano de Economía, Antonio Rodríguez y el de Ingeniería, Isacio Vallejos. El vicerrector, André Amarilla, también anunció que dimitirá del cargo.
Pero lejos de desmovilizarse, los estudiantes seguirán firmen en la vigilia resguardando el campus universitario donde creen que en las diferentes oficinas existen sinfín de evidencias sobre los hechos corrupción. La sede del Rectorado se convirtió en el símbolo de lucha.
Organización. La organización estudiantil es uno de los puntos altamente a destacar porque se distribuyeron para hacer patrullas, instalaron un puesto de salud, una cantina en donde ubicaron todas las donaciones.
Además, al finalizar cada jornada, los estudiantes se hacen cargo de la limpieza de las instalaciones. Otro hecho destacable es que para el ingreso de personas al campus establecieron una barrera donde registran a cada vehículo y personas que ingresa y sale. Es para evitar el ingreso de bebidas alcohólicas y la salida de archivos.
