“Ya pasaron 10 años que perdí a mi hijo y hasta ahora no se hizo justicia”, manifestó Cuevas con los ojos tristes y por el recuerdo imborrable.
Además indicó que “nadie me va a devolver la vida de mi hijo, pero por lo menos pido que se haga justicia y podamos ganar la demanda”, refirió.
Asimismo expresó que en el ómnibus también se encontraba su hijo mayor, Heriberto Cuevas, de 4 años, y su sobrina María Isabel, de la misma edad, que resultaron heridos.
“Dos niños murieron aquella mañana, uno de ellos resultó ser mi hijo, jamás me imaginé que por mandarle a mi hijo a un festival religioso iba a perder la vida”, señaló Cuevas con voz temblorosa, a punto de caerle algunas lágrimas.
accidente. El 27 de noviembre de 2005, el ómnibus de la Línea 39, quien llevaba a más de 90 niños de escasos recursos que residían en los barrios Cateura, Santa Ana y otras zonas, regresaban a casa, luego de participar en un festival que se realizó en una iglesia evangélica presbiteriana coreana, denominada Centro de Vida, cuando colisionó con el bus de Línea 40.
Según habían reportado en aquel entonces los agentes policiales, la Línea 39 se desplazaba por la avenida Perón y al llegar a la calle Concepción Yegros de Prieto de la capital realizó una maniobra brusca, momento en que fue chocado por el bus de la Línea 40, que se encontraba realizando su itinerario diario. El accidente ocurrió aproximadamente a las 11.45 frente a Radio Primero de Marzo.
En el accidente hubo una veintena de heridos, tanto niños como adultos, algunos de gravedad que fueron derivados a centros asistenciales. Muchos quedaron con secuelas, debido a las heridas de importancia que sufrieron por los hierros y vidrios rotos.
Pero la policía reportó que habían fallecido de forma instantánea los niños Gilberto Alcides Cuevas Ríos (3), quien quedó atrapado entre los dos ómnibus y Daisy Belén Velázquez (4).
La Línea 39, que transportaba a los niños, estaba al mando de Miguel Ángel Roa. En tanto la Línea 40, de la empresa 29 de Junio, era conducido por Agustín Chávez Ortiz.
