Hoy la repito refiriéndola al culto a Jesús, presente en la eucaristía, y al amor a Jesús, presente en los pobres. ¿Cuántos cristianos de verdad existen entre nosotros?
Para el Jesús eucarístico ponemos cálices, copones, custodias dorada y de plata. Para el Jesús en los empobrecidos, apenas una pequeña limosna que de poco o nada soluciona su hambre y la falta de políticas sociales.
¿Por qué esta diferencia para el mismo Jesús presente en los dos ámbitos?
Y aquí viene el tema a fondo en el que estoy insistiendo en cuatro artículos.
¿Habrá en cada parroquia de la Arquidiócesis, que vamos a concurrir en la avenida Costanera de Asunción al gran acto eucarístico el jueves 15 del Corpus Christi, diez católicos y católicas que ya empiecen a trabajar la idea de que Jesús “en los pobres” merece el mismo cuidado que el Jesús presente “en la eucaristía”?
Tenemos todavía más de 15 días para hablar con el párroco y con los fieles en cada parroquia.
Para entrevistarse con los organizadores del acto eucarístico y lograr que “Jesús en los empobrecidos” esté presente junto a “Jesús en la eucaristía”, de modo que de allí salga la ayuda de los más desfavorecidos del Paraguay.
Todo esto es política. Por supuesto. Pero POLÍTICA, con mayúscula, que es la que quiere Dios en sus creyentes.
¿Quieres honrar el cuerpo de Cristo? No lo abandones cuando lo encuentres desnudo en los pobres.
Si en alguna parte del mundo existe hambre, nuestra celebración eucarística es de alguna manera incompleta.
Perdonen, pero es que el amor a Jesús nos urge y este día del Corpus Christi (que se hará el 15 de junio) es una ocasión muy buena para que los cristianos católicos manifestemos el amor de Jesús hacia los pobres.