Esta situación generó una verdadera guerra de nervios entre disidentes y sus aliados, y hubo hasta un cruce de averiguaciones para confirmar las posturas.
Supuestamente una de las senadoras, que no se especificó quién sería ni de qué sector, y que siempre tuvo una posición contra la enmienda, ahora estaría a favor.
Entonces las flechas comenzaron a apuntar hacia tres senadoras que son Blanca Ovelar, de la disidencia colorada; Blanca Lila Mignarro, del PLRA, y Desirée Masi, del PDP (Partido Democrático Progresista).
Dentro del sector de los disidentes pusieron la mano en el fuego por sus colegas, al mismo tiempo que señalaban que la intención era generar desconfianza.
Mignarro alegó estar harta de esta situación y mencionó que se había desconectado debido a problemas de salud y otras cuestiones de índole personal.
Reclamó que se siga insistiendo con la enmienda que acaparó ya gran parte de todo el año pasado.
Se comenta incluso que un senador opositor recibió una advertencia de su propia madre para que no vote a favor de la enmienda.