El elenco aborigen derrotó 2-1 a Nacional en el marco de la última jornada del campeonato Apertura 2017, que quedó finalmente en poder de Libertad, que cumplió en el estadio Nicolás Leoz casi sin obstáculos frente a Independiente de Campo Grande.
Con este triunfo, el equipo de Daniel Garnero acumuló 48 unidades, uno menos que el Guma, y se quedó con el vicecampeonato de la competencia. El Aborigen, único equipo paraguayo sobreviviente en la Copa Libertadores, hizo un gran torneo teniendo en cuenta que no postergó ningún compromiso y mostró siempre un gran semblante en sus presentaciones ya sea casera como internacional.
Este sábado, el elenco aurinegro tardó el encontrar la primera conquista, pero cuando lo hizo desniveló por completo el trámite a su favor. El primer tanto llegó recién a los 40 minutos de la primera fracción y fue obra del charrúa Hernán Novick, de tiro libre, con complicidad del portero Santiago Rojas.
Cinco minutos después, el capitán Marcelo Palau estiró la cuenta antes de caer el descanso en Sajonia. Dos goles sucesivos ante un rival que estuvo más predispuesto en obstruir que crear, el mismo que solo atinó en ofensiva con Rodrigo Rojo y el mediocampista Juan Manuel Salgueiro.
En el complemento, al conocer el resultado en la Huerta, que elevaba a Libertad como flamante campeón de la competencia, Guaraní bajó el ritmo y el desarrollo se volvió monótono y parejo. Salgueiro y Edgardo Orzusa ya estuvieron cerca del descuento, pero un gol en contra de Carlos Rolón permitió cortar distancias a 10 minutos del final.
Esto sucedió cuando el público aurinegro premiaba a los jugadores de la plantilla por el esfuerzo y la entrega, especialmente a aquellos que dejaran la Toldería al término de este campeonato, como en los casos del delantero Néstor Camacho y del mediocampista Juan Aguilar.
En el tramo final, crecieron las emociones frente a los arcos. Marcelo Palau casi puso el tercero definitivo, mientras que en la réplica Jonathan Santana dejó sin respiración a los hinchas. El marcador ya no se movió y el partido terminó en Sajonia sin euforia, pero con el deber cumplido.