Juan José Brull | Ñeembucú
La inusual precipitación dejó graves secuelas y pérdidas económicas para los pobladores del duodécimo departamento. Solo en Pilar, unas 100 viviendas quedaron rebasadas por las aguas en el barrio San José.
En días de mucha lluvia, la ciudad soporta la caída de un gran caudal de agua, cuyo único cauce de salida es el arroyo Ñeembucú. Sin embargo, el elevado nivel de este canal hídrico hace que deban cerrarse los muros de contención, por lo que el líquido vital se acumula y no se drena con el pasar de los días.
Normalmente, los pobladores utilizan motobombas para escurrir el agua, pero la maquinaria lleva varios días sin funcionar y sin ser reparada. Los días más drásticos fueron este lunes y martes.
La Municipalidad, la Gobernación y algunos pobladores solidarios trabajaron para evacuar a los damnificados, a quienes no les quedaba más que resignarse a ver con sus pertenencias a cuestas cómo el agua avanzaba.
Algunos trabajos se realizaron con la ayuda de una retroexcavadora para abrir una de las compuertas y permitir el paso del agua. Así mismo se instaló una máquina de menor potencia para el desagote. Por su parte, la Gobernación puso en funcionamiento otro elemento de mayor potencia que permita aliviar la gran cantidad de líquido acumulado en el sector.
En las localidades de Cerrito y Laureles cayeron 160 milímetros de agua, Villabín 140 mm, Mayor Martínez 130 mm, Guazú Cuá, Paso de Patria y la compañía Medina de Pilar 120 mm, General Díaz 110 mm, Desmochados 102 mm, San Juan de Ñeembucú 105 mm, Isla Umbú 100 mm, Pilar 80 mm.