“No hay mañana sin ayer”, dijo en alguna ocasión el entonces presidente de Chile, don Ricardo Lagos Escobar. Para encarar el porvenir, está claro, es preciso saldar las cuentas del pasado. Imposible avanzar haciendo de cuenta que nada sucedió en el país durante los aciagos años de la tiranía stronista. Menos aún, cuando se impulsan acciones que tienden a reivindicar ese legado oprobioso.
Por eso fue desatinada la decisión del canciller Eladio Loizaga de promover la candidatura de Luis González Arias como embajador en el Perú. Torpe, además, puesto que no había ninguna razón o necesidad de retrotraer a la sociedad a los escenarios del pasado, siendo que el afectado era ya un profesional jubilado, sobre cuya labor estaban llamados a formar juicio los historiadores.
Es verdad, en la Cancillería aún hay funcionarios que desempeñaron labores bajo la dictadura de Alfredo Stroessner; pero Luis González Arias no es uno más de ellos, fue representante del gobierno autoritario nada menos que en la República Argentina, durante la Presidencia del doctor Raúl Alfonsín, hombre comprometidísimo con la promoción de la democracia.
Como tal, el entonces embajador compartió una responsabilidad política con el régimen stronista, y de ninguna manera puede eludir un juicio ético sobre las funciones que le cupo desempeñar. Máxime cuando en el ejercicio de ellas, demostró no solamente compartir la ideología del sistema represivo, sino que él mismo contribuyó al sostenimiento de su perversa arquitectura.
En este sentido, su activa participación en esas condenables prácticas está confirmada en senda documentación que obra tanto en poder del archivo de Cancillería, como en el Archivo del Terror, y así ha quedado fehacientemente demostrado a través de nutridas publicaciones periodísticas y escritos que manejan organismos defensores de los derechos humanos.
La idea del canciller Loizaga fue innecesaria e inoportuna. Si se confirma, el Paraguay estará enviando al mundo entero –que se hizo eco a través de informaciones de la prensa sobre las actividades de González Arias en épocas de la dictadura– la muy peligrosa noción de que su gobierno no tiene mayor consideración hacia la vigencia de principios básicos de promoción de la democracia y respeto de los inalienables derechos del hombre.