Ese fue el Olimpia de anoche. Un equipo que otra vez, en el momento más importante de sus aspiraciones al bicampeonato, volvió a mostrar su peor cara futbolística, pero producto del gran trabajo hecho por el General.
ideas claras. Cuando el Franjeado atacaba, la orden era meterse atrás para cerrar los espacios, no regalar terreno, especialmente por los costados, y al recuperar el balón la salida rápida en contra.
El libreto lo tenía claro y lo hizo a la perfección General Caballero. Además, el gol de Óscar Giménez facilitó mucho más la tarea del conjunto Matarife. A partir de ahí el nerviosismo en el campo y en las gradas comenzó a aflorar porque no aparecían aquellos jugadores que marcan la diferencia.
Salcedo igualó las acciones en la única clara de gol al final de la complementaria, pero otra falencia defensiva, bien aprovechada por Richard Franco, puso por delante a los rojos. Imprecisiones, centros frontales, confusiones y mucha decepción. Así se le terminó yendo el partido a Olimpia, que ahora ya no depende de sí mismo.