Hasta 8 veces más se inflaron los precios para comprar naranjas por la modalidad simplificada implementada por el Gobierno, para la adquisición directa de productos frutihortícolas de pequeños agricultores para el almuerzo escolar en los departamentos de Misiones y Paraguarí.
El “exitoso proyecto” contra la pobreza, según aseguró hace unos días en conferencia de prensa el ministro de la Pobreza, Juan Carlos Baruja, fue reivindicado como una herramienta para favorecer a pequeños productores.
Sin embargo, los adjudicados son en su mayoría intermediarios, amigos políticos de las autoridades departamentales, que no solamente burlaron la condición de agricultor, sino que consiguieron vender sus productos a precios más caros, por encima de lo que se paga en el mercado.
Un monitoreo del comportamiento mensual de los precios durante el año en el Mercado de Abasto de Asunción, a partir de marzo, reveló que ambas gobernaciones compraron frutas y verduras a valores muy superiores a los precios ofertados al consumidor final en dicho mercado (ver info). La sobrefacuración de los precios de los productos adquiridos obvió todas las referencias institucionales, legales y de mercado.
Especialmente se burló el decreto 1056/13, firmado por el presidente Horacio Cartes, que se dispuso como herramienta legal para implementar la modalidad de compra simplificada y que estipula que es el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la institución que debe remitir los precios referenciales para las compras, pero las gobernaciones ignoraron magistralmente este requisito, y pagaron por encima de los valores finales del mercado.
Las cotizaciones en el Abasto están actualizadas porque se realiza un relevamiento de precios a diario, según informó la responsable de estadísticas, ingeniera Zulema Reyes.
Además, la mayoría de los proveedores adjudicados por ambas gobernaciones, pese a la prohibición del decreto 1056/13, viene a proveerse del Mercado de Abasto para vender.
“Los precios finales que llegan al mercado son finales. Nosotros consideramos que es el precio al consumidor final, lo que recibe el productor es netamente un negocio con el permisionario. Los intermediarios tienen un 15% sobre lo que se le paga al productor”, explicó Reyes. Es decir que los productos ofertados en el Abasto ya incluyen los costos de logística.
Pago. El gobernador de Paraguarí, Miguel Cuevas, al ser consultado por qué su administración pagó G. 14.400 el kilo la naranja o G. 17. 000 la manzana, respondió: “Es el precio que nos pasó el MAG y el responsable del proyecto, Juan Carlos Baruja”.
Baruja admitió que él pasó los precios referenciales a la Gobernación, “pero en eso se incluyó el costo del transporte” y por eso la diferencia.
Cuevas también asumió que pagó más caro por los productos que compró, pero alegó que así como hay precios de compra altos o exagerados, “hay precios más bajos que pagamos por los productos, con eso compensamos”, se defendió.
“El costo del flete fue lo que encareció mucho. Los productores contrataron un servicio de transporte que les sale muy caro, a 9.500 el km”, argumentó Cuevas. Aseveró que lo que le interesa es el precio final del plato de comida que les llega a los alumnos de las escuelas. Indicó que con el proyecto piloto de combate a la pobreza está dejando provecho en el departamento, dando trabajo a las cocineras, y las perspectivas son mejores para el año próximo.
