Y es que, para muchos, puede ser decisivo el hecho de que el combate electoral se dilucide en primera o en segunda vuelta.
La Constitución ecuatoriana dispone que no se celebre la segunda ronda de votaciones si un candidato obtiene la mayoría absoluta en la primera o si el binomio (candidatos a presidente y vicepresidente) que obtuvo el primer lugar consigue al menos el 40 % de los votos válidos y una diferencia mayor de 10 puntos porcentuales sobre la segunda candidatura.
El actual mandatario se impuso en febrero de 2013 sin necesidad de que se celebrara una segunda jornada de votaciones, ya que en la primera obtuvo el 57,17 % de los votos, es decir, la mayoría absoluta, frente al 22,68 del segundo candidato más votado, el exbanquero Guillermo Lasso.
Pero la ausencia del nombre de Correa de las papeletas de votación en las próximas elecciones lleva a muchos militantes y simpatizantes del oficialismo a pensar que será decisivo lograr un margen suficiente de votos en la primera vuelta.
La idea de ellos es evitar la segunda convocatoria y la incertidumbre que de ello podría derivarse acerca de la continuidad del proyecto gubernamental, conocido como la Revolución Ciudadana.
Durante la celebración, esta semana, del Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP), el secretario de la Comisión de Relaciones Institucionales de AP, Fander Falconi, invitaba a los entusiastas seguidores del movimiento que abogaban por una sola vuelta a trabajar por el proyecto gubernamental como si la formación no tuviera “un solo voto”.
Mientras, en filas opositoras ecuatorianas existe la esperanza de un desenlace electoral a dos vueltas, pues no parece que exista en la actualidad un precandidato opositor con suficiente tirón electoral para imponerse al movimiento gubernamental en primera ronda, pero sí posibilidades de ganar en el segundo asalto electoral.
Esa es, al menos, la tesis de Lasso, quien de nuevo se anuncia como candidato del opositor movimiento CREO y quien, convencido del desgaste del Gobierno, ha manifestado que alberga grandes esperanzas de convertirse en el próximo presidente de Ecuador si se llega a celebrar la segunda vuelta.
Sin embargo, datos publicados por la encuestadora Cedatos el 15 de septiembre muestran que el 63 % de los ecuatorianos no sabrían en estos momentos por quién votar como presidente del país.
Las encuestas todavía darán en los próximos meses abundante información sobre la intención de voto de los ecuatorianos que, por ahora parecen esperar a conocer quiénes serán finalmente los candidatos de las diferentes fuerzas para decidir el sentido de su sufragio.
Y mientras tanto, en filas oficialistas comienzan a definirse las posiciones, que se concretarán mañana en la Convención Nacional de Alianza País, donde se elegirá a los candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia.
El exvicepresidente Lenín Moreno y el actual vicepresidente, Jorge Glas, son los dos nombres que más suenan como aspirantes a esos cargos, pero será la formación política la que decida.
Con estos movimientos y con la designación del exalcalde de Quito Paco Moncayo como candidato del partido Izquierda Democrática, crece la interrogante sobre si habrá o no segunda vuelta.
Y es que, según algunos, como el asambleísta opositor Luis Fernando Torres, la figura de Moncayo podría restar votos a otros partidos de oposición y dar mayor ventaja al oficialismo, en el Gobierno desde 2007.
Jesús Sanchis Moscardó