Desde entonces, Frei Betto es una referencia continua para todos los que nos queremos comprometer en América Latina. Edito uno de sus últimos escritos.
“El entusiasmo es bueno en la actividad política, pero no forma militantes. Pasado el apasionamiento, las aguas vuelven a su nivel. Lo que forma militantes revolucionarios para toda la vida es la articulación entre práctica y teoría.
La práctica se da en movimientos sociales o comunidades eclesiales de base. La formación teórica exige herramientas adecuadas para comprender la realidad y transformarla.
Durante los años de la dictadura se multiplicaron los movimientos sociales y proliferaron por todo Brasil equipos de educación popular que se encargaban de la parte teórica.
¿Terminada la dictadura se acabó el entusiasmo? ¿Quién les ofreció herramientas teóricas para que comprendieran que la lucha de un sector de la sociedad es la lucha de un pueblo?
Las herramientas teóricas están disponibles y son de fácil acceso: Las obras clásicas del marxismo, los libros de Paulo Freire, la historia de las revoluciones sociales.
Los cambios sociales no son producto solo del entusiasmo, sino, sobre todo, de convicciones arraigadas, capaces de tornar inmunes a los y las militantes a las tres tentaciones principales que aparecen en la lucha política: El poder, el dinero y el sexo.
Cuando la lucha se centra en alcanzar el poder y/o mantenerse en él, se cambia un proyecto de nación por una feria de cargos y salarios. Cuando se corre detrás del dinero, se cede a la corrupción. Cuando se cae en la promiscuidad, hiriendo los sentimientos de compañeras y compañeros, se mina la base ética de la construcción de hombres y mujeres nuevos”.
Estamos en querer formar militantes nuevos para estos tiempos nuevos.