Por Édgar Medina
ITAKYRY, ALTO PARANÁ
Un supuesto hecho de tala de árboles y otros delitos contra el medioambiente fueron verificados por la fiscala Cinthia Leiva, en el distrito de Itakyry, Departamento de Alto Paraná.
El inmueble pertenece a Cañotto Nativo Rocha Da Lapa, quien ya está acusado en otro proceso abierto por delito ambiental, según corroboró la representante del Ministerio Público.
La denuncia revela que se realizó tala de árboles, quema de madera y movimiento de suelo en lo que fue un pequeño bosque de árboles nativos, ubicado en la compañía denominada Chino’i, situado al norte del distrito de Itakyry.
Senón Benítez Díaz, denunciante, refirió en su escrito que el hecho causa un enorme perjuicio a la comunidad, ya que van terminando los bosques, que fueron desplazados por extensos cultivos de sojales.
El denunciante presentó una serie de toma fotográfica del lugar donde se produjo la tala indiscriminada, como prueba del hecho delictivo contra el medioambiente.
INFORME. La fiscala Cinthia Leiva se constituyó al lugar con un perito de la Dirección del Medio Ambiente del Ministerio Público, quien deberá elevar un informe sobre el terreno verificado a la fiscala, quien posteriormente tomará una determinación con relación al hecho denunciado.
“Se constató que hubo movimiento de suelo, tala y quema, en una extensión de aproximadamente 6 hectáreas, pero el señor ya cuenta con otro proceso en etapa de acusación por delitos ambientales en unas 700 hectáreas”, dijo la agente fiscal.
El inmueble donde se constató el presunto delito ambiental pertenece a Nativo Rocha Da Lapa y a Adriana Franza de Narde. La investigación fue iniciada por el Ministerio Público el año pasado. El caso había sido denunciado por el intendente municipal Hugo Barreto.
En el caso fue imputado y luego acusado un paraguayo, identificado como Eulogio Rojas, quien se presentó como arrendatario del inmueble.
DESAPARECEN RASTROS. El denunciante Benítez Díaz refirió que los delincuentes ambientales ingresan al inmueble con varias maquinarias agrícolas al mismo tiempo para tumbar los árboles, que luego son amontonados en un sector y quemados.
Así, las evidencias desaparecen y lo que era un bosque se convierte en un campo raso mecanizado, causando un enorme perjuicio para el medioambiente y las comunidades cercanas, según lo expresado por el denunciante ante el Ministerio Público.