Además de desconocer a cargo de quién estaba la causa, el agente fiscal de Horqueta tampoco sabía sobre qué hechos estaba siendo consultado. Es decir, desconoce uno de los casos emblemáticos de supuestos abusos y excesos de poder de la FTC en la zona Norte del país.
RELACIONAMIENTO. Cuando un procedimiento termina con una víctima fatal se abren dos causas penales en la Fiscalía. Por un lado, está la causa de la investigación que motivó el allanamiento y, por otro lado, se abre un nuevo proceso que debe de investigar las circunstancias de muerte provocadas por las fuerzas públicas.
La solicitud de allanamiento en Kurusu de Hierro había solicitado el fiscal Antisecuestro Federico Delfino Ginez para la FTC, pero lo llamativo fue que él no participó de ese operativo, ya que los militares adelantaron el horario del procedimiento.
Como el procedimiento terminó con resultado de muerte, la Unidad Penal 2 de la Fiscalía de Horqueta debía intervenir, pero llamativamente le recomendaron que por seguridad no fuera hasta la escena del tiroteo.
El 5 de setiembre del 2014, en Kurusu de Hierro fueron asesinados los hermanos Ovelar y María Gloria recibió un disparo que le desfiguró la mandíbula, además de otras heridas de arma blanca. Ninguno de ellos tenía orden de captura ni antecedentes judiciales que los vinculasen a una organización criminal.
DESCONOCÍA. A la Unidad Penal 2 de la Fiscalía de Horqueta, a cargo en ese momento de fiscal Carlina Quevedo Lailla, fue la asignada a la investigación de las circunstancias de los asesinatos y el intento de homicidio.
Quevedo fue movida de Horqueta y asignada a Concepción el 5 de agosto del 2015, según informó el Ministerio Público. A cargo de la Unidad Penal 2 quedó el fiscal Carlomagno II Alvarenga Coelho de Souza. Este fue el último en actualizar la causa, en enero del 2016.
El 29 de septiembre del 2016 el fiscal general del Estado, Francisco Javier Díaz Verón, determinó una nueva movida en las unidades fiscales y cambió a Alvarenga, asignando a la Unidad Penal 2 de la Fiscalía de Horqueta a Pablo René Zarate González, quien no conocía el caso y mucho menos sabía que la causa la tenía a su cargo.