Dentro de los noventa minutos, el juego fue parejo, muy estudiado, donde hubo muy pocas situaciones de gol.
El trámite fue intenso, tratando de no cometer ni el más mínimo error. Argentina avisó tras un error de Gary Medel, que lo desaprovechó Gonzalo Higuaín que estuvo mano a mano con Claudio Bravo.
Las expulsiones de Marcelo Díaz, en el conjunto chileno, y de Marcos Rojo, por el lado argentino, le dieron un toque candente al partido, dificultando y mucho la labor del árbitro brasileño, Héber Lopes. En la segunda parte, ya con el cansancio de por medio, Chile se animó un poco más y fue el que estuvo más cerca del gol que el equipo de Tata Martino.
Chile dispuso de un cabezazo de Eduardo Vargas, que lo tapó magistralmente Sergio Romero, misma respuesta de Bravo minutos después, tras un cabezazo de Sergio Kun Agüero.
KARMA. En los penales, arrancó mal Chile, con el tiro atajado a Vidal. El siguiente disparo le tocó a Lionel Messi, la gran figura y esperanza de título para la Albiceleste, pero su remate fue bien arriba. Bravo, el gran héroe transandino, atajó el penal clave a Lucas Biglia. Francisco Silva fue el encargado de marcar el gol del bicampeonato de la selección chilena, el equipo que mejor repuntó en el torneo.