23 abr. 2024

Fernando de la Mora y Rodríguez de Francia, dos visiones antagónicas

En estos días en que se evoca la Independencia del Paraguay, se recuerda también a uno de los próceres de la Patria que tenía una visión completamente diferente para la novel nación. La concepción de Estado que poseía Fernando de la Mora se oponía diametralmente a José Gaspar Rodríguez de Francia, el hombre que aisló al Paraguay para fortalecer su independencia.

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Fernando de la Mora (Tapua, Limpio, 1775 - 1835) fue un prócer de la independencia paraguaya. | Foto: www.casadelaindependencia.org.py

Por Jhojhanni Fiorini | @Jhojhanni

Fernando de la Mora era uno de los paraguayos que se destacó en la Universidad de Córdoba, una de las mejores universidades de Argentina, y del mundo hace 200 años. Era una persona doctrinaria y culta, era un hombre clásico, casi un romántico; cuando hablaba y escribía lo hacía con el estilo de una homilía tratando de persuadir, no de imponer. Su carácter y personalidad eran la de un maestro.

De esta manera describe a Fernando de la Mora, el doctor Víctor Pavón, graduado en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción, ex columnista del diario ABC Color y El Día, miembro fundador de la Fundación Libertad del Paraguay y del Foro Libertario, asesor de la comisión de Hacienda del Senado de la Nación y director de la Facultad de derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Tecnológica Intercontinental (UTIC).

“Él realmente, a mi modo de ver, es el padre de la patria. Si Estados Unidos tuvo sus padres fundadores, nosotros podemos decir que hubo un padre de la Patria en Paraguay, y ese es sin dudas Fernando de la Mora”, manifiesta Pavón.

El prócer de nuestra independencia, nació en Tapua (Limpio) en 1775. Participó en la defensa del Virreinato del Río de la Plata contra las invasiones Inglesas de 1806 y 1807. Tras la independencia del Paraguay, se formó una Junta de Gobierno presidida por el prócer Fulgencio Yegros, de la cual Fernando de la Mora fue vocal secretario.

Hombre educado y poseedor de una personalidad atractiva, se relacionó por lazos comerciales y sociales con las principales familias patricias de Buenos Aires. Formaba parte de la pequeña élite rural asuncena.

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Padre de la Patria

Pavón explica que Fernando de la Mora ostenta este cargo porque cuando llegó la independencia éste se dio cuenta que para que el Paraguay pueda subsistir, no solo como nación, sino ya como un Estado (una organización política jurídica), se requería de instituciones republicanas.

Consciente de ello, De la Mora tenía una visión tan extraordinaria que en la nota del 20 de julio de 1811, él ya establece ésta visión con elementos como la seguridad, la propiedad, y sobre todos ellos, la libertad para los paraguayos, expresa Pavón.

Porque “el marco institucional hace a los pueblos fuertes”, y ahí De la Mora rescata no solamente las ideas de John Locke (filósofo inglés considerado como el “Padre del Liberalismo Clásico), sino también las ideas de los grandes pensadores que vinieron después, como Juan Bautista Alberdi, autor intelectual de la constitución argentina de 1853.

Fernando de la Mora sostenía que el límite del poder debe ser la Ley (la Constitución), sustentaba la necesidad de establecer leyes para que el Estado sea fuerte, sea garante de la propiedad; por ello, Pavón considera que fue un genuino pensador liberal, y un visionario en muchos aspectos como lo demuestra en su libro de instrucción para el maestro de escuela allí “él se adelanta a varios pedagogos”, recalca Pavón.

Con una visión bastante adelantada a los tiempos conservadores que existían en materia de pedagogía, éste paraguayo singular aseguraba que para enseñar a los niños y jóvenes, no hay que castigarlos, hay que predicarles a través de la persuasión, con argumentos. Por ende, su visión era absolutamente de vanguardia.

Una visión diferente

En cambio, el Dr. Francia tenía una visión completamente diferente. “Él era un hombre pragmático, recio. Por la forma en que escribe y -por sobre todas las cosas- su tesis, que sostenía que para que el Paraguay sea libre se tenía que aislar, ya refleja una cultura de tendencia autoritaria”, indica Pavón.

Ésta idea que proponía Rodríguez de Francia era bastante audaz, porque el aislamiento implica necesariamente una falta de comunicación con el exterior. “Significa no tener libros, no tener conversaciones, cartas, en pocas palabras significa que alguien tiene que regir de manera omnímoda, y él (Francia) era esa persona”, agrega el analista.

Según Pavón, Fernando de la Mora deseaba una república, por ello su lema era “Independencia y República”, creía que un buen gobierno era aquel que se asienta en las instituciones fuertes, pero que era regido por el principio de la ley, no “por el mandamás de turno”, explica Pavón.

Según el analista, la preparación sola no garantiza un buen gobierno, lo importante es el pensamiento político, económico y cultural, en ese sentido la visión de De la Mora era de la República (división del poder).

El formó parte de la Junta Superior Gubernativa, donde la influencia del Dr. Francia se hizo cada vez más notoria.

Por aquella época, el líder natural era Fulgencio Yegros, y de esto se dio cuenta Francia, quien creía que las ideas de De la Mora llevarían al Paraguay a tener buenas relaciones con Buenos Aires y que esto podría perjudicar la independencia. De allí viene su famoso dicho “de qué vale liberarnos de las cadenas de los españoles, para ponernos los grilletes de los porteños”. En consecuencia Francia propone una dictadura temporal para “poner orden” según Pavón.

Sin embargo Fernando de la Mora deseaba que la Junta Superior Gubernativa siga gobernando el Paraguay. Su intención era dividir el poder, detestaba la idea del absolutismo.

Persecución y muerte

Gaspar Rodríguez de Francia, con claras intenciones de acceder al poder supremo de la nueva República paraguaya y con la presencia en la Junta de un civil de la altura intelectual de De la Mora, inició una acción eliminatoria en contra de sus compañeros de causa, comenzando con el hombre formado en el exterior. Éste era el último escollo para que Francia sea imprescindible, dada su condición de Doctor en Derecho. En efecto, éste lo suspendió definitivamente, en ausencia del afectado, por Resolución del 21 de agosto de 1813.

Nueve años después de ver realizado su sueño patriótico fue encarcelado en 1820. Su final fue incierto, ya que mientras algunos afirman que posiblemente falleció en prisión hacia el año 1835 otros argumentan que fue después de liberado. Otras hipótesis afirman que Fernando De la Mora falleció engrillado.

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En la imagen, el doctor Victor Pavón. Foto: Jhojhanni Fiorini.

Ideas liberales

De la Mora era un asiduo lector de Locke, y constantemente mencionaba a Cicerón, uno de los más grandes pensadores romanos, se le considera el creador de las leyes generales, que implica no otorgar privilegio para nadie ante la ley. Este pensamiento, que persiste en la actualidad, es lo que se denomina “igualdad ante la ley” o “isonomia”.

Con respecto la educación, Fernando De la Mora tenía planes de promover la escuela primaria, promover las artes, las letras y la cultura en general.

El modelo económico de De la Mora era también diametralmente opuesto al de Francia, porque la visión de De la Mora implicaba una apertura hacia los demás países. En este sentido, el oriundo de Tapua pregonaba la libre navegabilidad de los ríos, el derecho internacional de los países a navegar libremente en los ríos que confluían hacia el mar como el Río de la Plata.

Pavón explica que si bien el modelo de Fernando de la Mora no pudo ser aplicado en nuestro país, sí fue exitosamente practicado tanto en Estados Unidos como en Argentina. En éste último, el paraguayo tenía una figura que comulgaba sus ideas: Juan Bautista Alberdi, quien fue el redactor de la Constitución de ese país.

De esta manera, Pavón explica que la grandeza del vecino país se debe a su constitución y al modelo político económico que diseñó Alberdi. Asimismo, destaca que bajo este modelo, Argentina logró ocupar el sexto puesto entre los diez países más ricos del mundo.

A diferencia de este pensamiento, Pavón explica que Francia tenía la idea de la autarquía, un sistema de autosuficiencia económica, según el cual un país o región trata de autoabastecerse con sus propios recursos. La autarquía producía “el mal de los recursos naturales"; es decir, creer que los recursos naturales por si solos promueven el desarrollo.

Esto a criterio de Pavón se puede ejemplificar en casos concretos como el de Venezuela, que posee petróleo en gran cantidad, o el caso de algunos países africanos, ricos en oro o incluso en diamantes, y son -sin embargo- absolutamente pobres.

“Lo que hace grandes a los países son las instituciones” señala Pavón, quien indica que Francia siguiendo su modelo de la autarquía cerró las fronteras y creó las “estancias de la Patria”, período en donde se repartieron parcelas o chacras a las personas bajo el control estatal.

Es decir que dichas tierras no le pertenecían a las personas, y al no ser propietarias, explica Pavón, éstas no tenían ningún incentivo, porque eran propiedades del Estado, en este caso del dictador Francia.

Sobre este punto Pavón destaca que incluso hoy las autoridades del extinto Instituto de Bienestar Rural (IBR) y el actual Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) desean continuar comprando tierras públicas, para repartir entre la ciudadanía, cosa que a criterio de Pavón no es la solución. “Lo que hay que ofrecer es el derecho a la propiedad, no los derechos precarios, repartir tierras no es la solución” señala.

Una figura en el olvido

Al ser consultado acerca de la poca relevancia que se le da a Fernando de Mora como uno de los padres fundadores de la Patria, Pavón manifiesta que cuando el que impone su tesis gobierna desde 1813 hasta 1840, es obvio que todo el pensamiento de esta figura quedará en el olvido.

Afortunadamente, señala el experto, “actualmente se lo está rescatando, desgraciadamente la historia del Paraguay, es una historia de grandes tiranías, empezando desde Francia y continuando con la influencia de los López”.

Por otra parte, al ser consultado acerca de un posible resurgimiento del poder absoluto en el país, el doctor Pavón manifiesta sentirse muy confiado y optimista respecto a que gente joven tiene una visión, incluso sin ser consciente de ello, de las ideas que De la Mora pregonaba. “La gente hoy día quiere comunicarse con el mundo, no quiere vivir aislada” expresa.

¿Qué le falta al Paraguay para transcender?

“Necesitamos una reforma educativa, porque se debe examinar ¿Qué estamos enseñando? ¿Cómo estamos enseñando? Y ¿para qué estamos enseñando?” señala Pavón, quien indica que éste análisis no solo debe hacerlo el Ministerio de Educación y Cultura sino la sociedad civil y los demás entes públicos.

Pavón cree que es necesario recomponer nuestra pedagogía, ya que la misma solo enseña a “aprender para pasar u obtener el título sin saber o sin apreciar el conocimiento”.

Por otro lado, desde el punto de vista político manifiesta que se deben hacer grandes cambios, volver a comprender el pensamiento de De la Mora, sobre todo en referencia a la división de los poderes. Explica que nuestra constitución de 1992 es bastante efectiva pero requiere de algunos “toques”.

Por último, expresa que el Paraguay debe de deshacerse del pensamiento estatista de que la riqueza proviene del Estado. “La riqueza no proviene del estado” enfatiza Pavón, “sino que proviene del individuo y de las empresas, el Estado es simplemente una entelequia”.

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