Gulino estuvo rodeado de su esposa, Elisa Godoy, sus hijos Nicolás, Sebastián y Santiago, además familiares, amigos y colegas, quienes dieron palabras de agradecimiento al artista, por su entrega y talento, destacando su labor como docente y creador de títeres.
“Su talento artístico era inagotable, y su pasión, el teatro. Cuando subía al escenario, su sola presencia enmudecía al auditorio. Su voz, su naturalidad e innegable carisma, hacían que quisiéramos interrumpir la función con un bravo. Y lo hacíamos. Creíamos estar ante un hechicero, un mago, o ante una suerte de brujo del arte”, comentó Maluli Vera Riveros, que se hizo presente en el camposanto a través de un emotivo escrito.
Humberto Gulino se había sometido a una delicada cirugía estomacal el 5 de mayo del año pasado, ocasión en la que le extrajeron todo el órgano, y desde entonces su salud fue delicada, empeorando los tres días previos a su desenlace.