Más de 80 efectivos de las fuerzas de rescate encontraron los cadáveres alrededor de las 2.00 de la madrugada de hoy (18.00 GMT del martes), y tardaron unas dos horas en poder sacarlos a la superficie, publica este miércoles la agencia oficial Xinhua.
La explosión se produjo a las 11.30 hora local (03.30 GMT) del lunes en la mina de Jinshangou en la ciudad de Laisu, perteneciente a la municipalidad de Chonqging (suroeste de China), cuando 35 mineros trabajaban en sus galerías.
En el momento de la deflagración había 35 mineros, pero dos de ellos pudieron escapar a tiempo y 33 quedaron atrapados.
Dieciocho cuerpos sin vida fueron sacados de la mina entre el lunes y el martes, mientras más de cuatrocientas personas trabajaban en el lugar de la catástrofe para intentar hallar, sin éxito, signos de vida en el interior de la cavidad.
La Administración de Seguridad Laboral de China ha abierto una investigación sobre lo ocurrido, y los análisis preliminares sugieren que la mina había excedido los límites de su espacio autorizado, tenía equipamiento insuficiente, ventilación escasa y mala gestión.
La policía china dijo ayer que se decantaba por una posible mala praxis del grupo que operaba la mina, según palabras de Luo Qingquan, jefe del distrito donde ocurrió la tragedia.
Tras lo ocurrido, las autoridades de Chongqing ordenaron una revisión de seguridad de las minas de la zona y cerraron todas las excavaciones de carbón con una producción de menos de 90.000 toneladas anuales.
La inseguridad en algunas minas es una de las denuncias más frecuentes en China, con 171 fallecidos en accidentes en 45 minas de carbón el pasado año, según cifras de la Administración Nacional de Energía de China.
A pesar de que las autoridades de Pekín han impulsado iniciativas para reforzar los controles, muchos accidentes en el país se producen en yacimientos que operan ilegalmente y que no cuentan con las medidas de seguridad más básicas.
