Enrique Lampert, presidente de la Asociación Paraguaya de Productores y Exportadores de Pollo (APPEP), explicó que el margen de ganancias disminuyó debido a que aumentaron los costos, especialmente el precio de los balanceados.
A esto se suma el problema del contrabando, que ocuparía el 25% del consumo en el país, según cálculos del gremio.
El aumento de la faena fue más bien una necesidad del sector para poder llegar a un ingreso satisfactorio, explicó Lampert. “El 7% es por el aumento del peso de los animales, mientras que el 4% restante es porque aumentaron realmente la cantidad de cabezas faenadas”, explicó.
Todo esto fue para ajustarse a las circunstancias económicas, debido a que la ganancia por kilo disminuyó, reiteró. Esto requirió también de inversión en tecnología, que servirá también para sobrellevar la situación el próximo año, indicó.
Otro aspecto resaltante es que el consumo interno, que se lleva casi la totalidad de lo producido, es muy bajo. El consumo per cápita de pollo en Paraguay es de 17 kilos y medio por año, mientras que en Brasil es de 43 kilos, comentó el titular del gremio.
No obstante, el número podría estar un poco alejado de la realidad debido a que gran parte del consumo es de contrabando, un hecho que consideran perjudicial no solo para su negocio, sino también para la salud de la gente.
“Esto (el contrabando) atenta contra el estatus sanitario del país. Puede venir con el pollo algún elemento patógeno, además se rompe la cadena de frío del producto y eso puede producir intoxicaciones en el consumidor”, explicó.
Por ello, aumentar la cantidad de los países que reciben la carne de ave paraguaya es un desafío. “Necesitamos mercados prémium de exportación. Se habilitaron algunos países de África, pero hay que habilitar más”, concluyó.