Borda indicó que la actual subida del agua de los ríos y arroyos ha significado un masivo desplazamiento de los pobladores ribereños. Muchos de los desplazados son familias que en los últimos años han migrado del campo a la ciudad debido a la crisis de la pequeña agricultura, que se instalan en precarias viviendas con un alto nivel de hacinamiento, agregó.
“La inundación y el traslado de estas familias a improvisados refugios han visibilizado la otra cara del país que vive en condiciones infrahumanas, sin que las políticas sociales hayan logrado sus objetivos de brindar las atenciones y servicios básicos para mejorar los niveles de vida de la población sumida en la pobreza”, analizó en una publicación del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep).
El economista sugirió que es necesario disponer de una alerta temprana de la ocurrencia de cualquier fenómeno climático y tomar acciones rápidas para disminuir los efectos adversos y proteger a las poblaciones más vulnerables. Al mismo tiempo, asistir de forma inmediata para paliar las derivaciones de los efectos climáticos.
Además, el Estado debe invertir en infraestructura de protección frente a eventuales crecidas de los ríos y fomentar nuevas urbanizaciones para familias de escasos recursos en zonas con potenciales fuentes de trabajo o con fácil acceso a transportes públicos para facilitar su desplazamiento.
Asimismo, pidió acelerar la ejecución del programa de la lucha contra la pobreza para facilitar los servicios básicos universales de salud, educación y vivienda, los programas focalizados de transferencias de renta y las oportunidades de generación de ingresos y alimentos para evitar la desarticulación social cada vez que el clima juega una mala pasada.
En los últimos meses las inundaciones han desplazado a unas 240.125 personas en todo el territorio nacional, según datos de la Secretaria de Emergencia Nacional (SEN).