Y la pobre exhibición de los azulgranas en el clásico pasado, a pesar de la victoria, ya dio muestras de que la cosa no caminaba bien. Guaraní fue el encargado de desnudar todas las falencias de Cerro, que estuvo desorientado durante todo el partido.
Calidad. El Aurinegro tuvo su primer flechazo en la primera parte. Fernando Fernández, fiel a su estilo goleador, inauguró el marcador con una delicada definición. Cerro no encontró el camino y la falta de contundencia arriba le costó caro en la etapa complementaria.
Ideas claras. Guaraní recuperó su identidad. El equipo de Jubero consiguió nuevamente un buen volumen de juego y sus volantes fueron claves en la elaboración y recuperación. Fruto del marcado dominio de juego fueron llegando los goles restantes. ¿Y Cerro?, continuaba ausente.
Julio Cáceres se anotó de goleador desde la pena máxima y tanto Julián Benítez como Jorge Mendoza anotaron goles dignos de admirar. Ambos jugadores fueron protagonistas en la creación de las jugadas que terminarían con final feliz. Y los goles son amores, hasta el más chico sacaría pecho y se deleitaría jugando al fútbol. Guaraní jugó de grande siempre e hizo justicia en el tanteador.
La derrota vuelve a instalar un ambiente tenso en campamento de Cerro, donde todas las miradas apuntan al cuerpo técnico. Varias decisiones de Astrada que tienen que ver con su plantel y con la forma de juego son medidas. Cómo no preguntarse... ¿se ha terminado un ciclo?