carlos-morales@uhora.com.py
Para establecer ese lazo con Jesús, la meditación cristiana es uno de los puentes. Esta manera de orar hace posible que el cristiano se conecte con lo más profundo de su ser. Desde ahí se genera el mayor contacto con Dios, explica la sicóloga y escritora argentina Marina Müller, quien estuvo en Asunción para dar una charla sobre esta disciplina.
“Este estilo de meditación se diferencia de las otras porque entendemos que Jesús está vivo y ha enviado su espíritu que vive en nuestro ser, porque nosotros somos su templo. En otros aspectos somos bastante similares”, señala Müller. Cuenta también que este estilo de introspección religiosa se practica desde hace varios siglos en la Iglesia Católica.
Cambios. La meditación se realiza unos 30 minutos durante la mañana y la tarde, repitiendo una sola palabra: maranatha. Las personas que la practican se vuelven más comprensivas, compasivas y profundizan su conocimiento de uno mismo. Describe además que muchas personas que no podían superar pérdidas irreparables pudieron afrontar mejor esa situación con esta disciplina.
Müller destaca que en Paraguay existe una activa comunidad que fomenta este tipo de meditación. Señala que existen instituciones educativas que la incluyen dentro de sus actividades para sus niños. “En otros lugares se pudo ver que había menos agresiones y mayor concentración en los estudiantes”, contó la sicóloga, que conoció la meditación cristiana luego de superar una grave enfermedad.