De Moraes, abogado de 49 años y especializado en temas de derecho constitucional, ocupará desde hoy la vacante que abrió la muerte del magistrado Teori Zavascki en un accidente aéreo ocurrido en enero pasado.
Temer asistió a la ceremonia, que duró apenas 15 minutos, en la que no hubo discursos y a la que fueron invitadas 1.500 personas, la mayoría de las cuales presenció el acto a través de pantallas de televisión instaladas en todos los salones del Supremo.
Hasta el momento de su muerte, Zavascki actuaba como instructor en el tribunal de las investigaciones sobre la red de corrupción que operaba en la estatal Petrobras, una responsabilidad que ha pasado a manos del magistrado Luiz Edson Fachin.
De Moraes, un hombre de la mayor confianza de Temer, será ahora revisor de ese sonado caso, que amenaza con salpicar a cientos de políticos de más de una decena de partidos y al propio mandatario.
El nuevo magistrado ha rechazado en forma tajante que pretenda amparar a corruptos desde el Supremo y ha garantizado que actuará en la Corte estrictamente ajustado a la Constitución y las leyes.
De Moraes es considerado un jurista de “línea dura”, con una tendencia ideológica claramente volcada hacia la derecha y un carácter a veces explosivo que le ha valido más de una polémica en los cargos públicos que ha ocupado.
Estudió derecho constitucional en la Universidad de Sao Paulo (USP) y en esa misma institución obtuvo un doctorado en Derecho de Estado.
Es autor de varios libros sobre Derecho Constitucional, entre los cuales uno que lleva precisamente ese nombre, que llegó en 2016 a su trigésima sexta edición y del que ya se han vendido más de 500.000 ejemplares, una cifra extraordinaria para obras de esa naturaleza.
Ha sido fiscal del Ministerio Público de Sao Paulo, secretario de Justicia de ese estado y presidente de la hoy extinta Fundación de Bienestar del Menor (Febem) paulista, que regía unos violentos reformatorios que durante años fueron objeto de duras críticas de grupos de derechos humanos.
Entre 2007 y 2010, fue secretario municipal de Transportes del municipio de Sao Paulo, cuando el alcalde era el actual ministro de Ciencia y Tecnología, Gilberto Kassab.
Tras dejar ese cargo fundó su propio bufete en Sao Paulo, en el que tuvo clientes polémicos, como una empresa de transportes que fue investigada por supuestos vínculos con una banda que impone el terror en las cárceles.
También fue abogado de Eduardo Cunha, dirigente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera Temer, y que en 2016 fue despojado del cargo de presidente de la Cámara Baja, luego de su escaño y acabó en la cárcel por supuesta corrupción.
Como presidente de la Cámara de Diputados, Cunha fue responsable por iniciar los trámites para el proceso que el año pasado condujo a la destitución de Dilma Rousseff, tras el cual Temer asumió el poder, en su entonces condición de vicepresidente.