Ante la falta de un medicamento para remediar la enfermedad, la única alternativa sigue siendo la prevención. A nivel país se puede decir que –lamentablemente– el dengue ya es un viejo conocido. Sin embargo, todavía cada temporada llega para causar estragos en la salud de la población.
El Ministerio de Salud sigue reiterando que la única manera de disminuir la cantidad de enfermos es eliminar al mosquito y sus huevos. Sugiere también que la comunidad debe intervenir activamente en la prevención del dengue, así como en la del zika y chikungunya. Para eso recomienda no arrojar basura en patios, terrazas, calles y baldíos para evitar que se acumule agua en los desechos. Lo mismo se aplica al cuidado de patios y jardines. No obstante, en cada minga ambiental que se organiza en los barrios de la capital se descubren criaderos de mosquitos.
Este hecho nos acerca a la conclusión de que no se debe bajar la guardia en cuanto a las campañas de comunicación, para llegar a la población con las recomendaciones. En tiempos en que existen formas de llegar a la ciudadanía de manera instantánea, es impensable que el Ministerio de Salud no pueda hacer llegar su mensaje sobre los cuidados para evitar el dengue.
Asimismo, es fundamental el trabajo organizado entre las diversas instituciones. Los municipios también deben asumir decididamente su responsabilidad en cuanto a mantener controlados los patios baldíos y libres de basura que pudieran generar la reproducción de los mosquitos.
Decíamos a poco de iniciar el año que no estábamos muy lejos de una posible nueva epidemia de dengue, por tanto se debían extremar los recursos y exigir que toda la población se involucre en la prevención, en la medida de sus posibilidades.
Es inaceptable que la misma situación se repita año tras año. Todos sabemos que el ciclo se repite siempre: el calor más la humedad generan el campo propicio para la propagación del vector. No se puede esperar a que los hospitales se llenen de enfermos para concienciar a la población sobre las precauciones necesarias. Es la hora de que todos asuman sus responsabilidades; el Estado a través de las instituciones encargadas de la salud pública, pero también la ciudadanía debe asumir un rol más activo, y no puede cruzarse de brazos ante una potencial amenaza.
El dengue causa estragos en el sistema de salud, no solo cuando logra colapsar los hospitales, también impacta de manera negativa en la fuerza laboral, y además las personas que padecen la afección pueden quedar con secuelas que minan sus potencialidades.
El dengue es una enfermedad endémica que afecta al país hace más de 20 años, y cada año se cobra numerosas vidas de compatriotas. Es inentendible que como país no hayamos podido ponerle freno a un problema de salud que puede resolverse con la adquisición de hábitos de limpieza y salubridad.
Gobierno y ciudadanía deben comprometerse en la lucha contra el dengue. Combatiendo los criaderos y acudiendo prontamente a los servicios de salud ante los primeros síntomas; haciendo todo lo posible por evitar una epidemia mayor.