Magdalena Riveros y Juan José Brull
ÑEEMBUCÚ
El distrito de Guazú Cuá, desde el acceso de la ruta 4 y gran parte del área urbana y todo el sector rural, está lleno de agua acumulada a causa de los desbordes de lagunas que rodean el territorio. Esto complica el ingreso al lugar en vehículos 4x4. La escuela y también el colegio Rigoberto Caballero están envueltos de agua.
Pese a esta adversidad que viven en la comunidad, un buen número de estudiantes siguen saliendo de sus compañías inundadas y llegan hasta caminando por el gran charco al colegio, o a la escuela. Los docentes provenientes de la ciudad de Pilar que carecen de movilidad también van y vienen a pie desde la ruta 4.
“Gracias a Dios el porcentaje de las ausencias en clase no supera el 50 por ciento. Los alumnos como sea acuden a las aulas. Se movilizan a caballo, canoa, a pie. También los docentes nos movemos con algunos de esos medios cuando no tenemos el transporte escolar o no contamos con la presencia de la patrullera de la Policía”, relató la Prof. María Teresa González, directora del Colegio Rigoberto Caballero.
La docente puntualizó que el 99,9% de los estudiantes pasan por el agua para llegar al centro educativo, a fin de participar de las clases. “El desafío por la educación es de todos los días, tanto de alumnos como de docentes. Estamos firmes”, puntualizó la educadora.
El centro educativo tiene a la mañana 64 inscriptos y a la tarde, 41 estudiantes. Hace un mes, el entorno del colegio está inmerso en el agua. Para poder entrar a las aulas, donde todavía no ingresó el caudal, el Municipio ayudó a improvisar una pasarela rústica.
La directora del colegio mencionó que el 90 por ciento de los docentes del centro educativo provienen de Pilar. “Los que tenemos medios venimos hasta el cruce con la ruta 4 y si hay el transporte escolar, venimos en eso, o bien caminamos”, apuntó.
“Hasta en el cachapé que hay nos movilizamos por el agua. Pero más andamos caminando por el agua para llegar al colegio. Hoy (por el martes pasado) al rodado en que nos subimos se le dañó la cubierta al ingresar al acceso, y tres docentes vinimos caminando 3,5 kilómetros en el agua”, relata como experiencia en esta época de emergencia.
Manifestó su preocupación porque ya se tiene el frío y se avecina el invierno en sí. “Eso de pisar agua fría a tempranas horas va en contra de la salud”, indicó la Prof. María Teresa.
ESPERAN AULAS MÓVILES Y BOTAS. La situación del colegio de Guazú Cuá fue informada a la coordinación departamental educativa y a la central del MEC, que gestionaron ante Unicef aulas móviles, que están viniendo en barco desde España. También esperan la provisión de 40 botas para alumnos que están sin ese indispensable calzado para acudir a clase durante la inundación.