Escribo sobre la actitud de Cartes. Lo último es que convoca a un diálogo para hacer caso al Papa (cuánto hay de sinceridad en este acto, lo dudo) y deseamos saber si él va a asistir o enviar un emisario.
Y sigue impertérrito en su intento: quiere la reelección.
Y la pregunta es, ¿qué le da seguridad a este hombre de que va a ser realidad su deseo si los actos del sábado y la opinión generalizada en el país y en el extranjero parece decir todo lo contrario? ¿Cuáles son las fuerzas poderosas que están detrás de él?
Desde el Vaticano, en su última visita, recibió como una tarjeta amarilla de Francisco. La Embajada EEUU ha dado un comunicado que hace pensar. Y después de varias amarillas viene la roja.
Existen como diversas alternativas sobre el futuro de Cartes.
Uno es que renuncie. Sería como un gesto desesperado. Demasiados intereses económicos están ligados a él, además de los propios, como para tener plena libertad en hacerlo. De todos modos es una posibilidad. Todo ser humano tiene sus límites. En estos años de presidencia se ha puesto en contra a demasiados.
La segunda alternativa es que Cartes gane la enmienda y el referéndum, y el ser candidato por su partido y pueda presentarse a la Presidencia en el 2018 y gane las elecciones. Con la connivencia del TSJE, el apoyo oficial del Partido Colorado y con mucha plata, todo es posible. Se quedaría cinco años más. O, ¿diez?
La tercera alternativa es que Cartes pierda la enmienda y después de las elecciones, muchos no quieran ni recordarlo.
Y después de Cartes, ¿qué? Entonces, comienza otro problema.