Además de la cárcel de Coronel Oviedo, el organismo también encontró casos de explotación sexual en las penitenciarías de San Pedro y San Juan, Misiones.
Las reclusas alejadas de sus familias y sin visitas son las más expuestas a la prostitución ya que familiares y amigos generalmente son los proveedores de productos de uso cotidiano como toallitas higiénicas, champú, crema de enjuague, jabón, desodorante de ambiente, cloro para limpieza y desinfección, y otros.
Una modalidad detectada es el de las presas que se buscan “amigos” que fungen de protectores. Les proveen de comodidades a cambio de tener relaciones exclusivas con ellos. Los encuentros íntimos se mantienen en las privadas, por las cuales se debe abonar dinero a guardiacárceles y hay reportes de que los presos incluso usan los baños para tener sexo con las internas.
El MNP denunció ante el Ministerio de Justicia el caso de una funcionaria del área de mujeres del penal de San Juan que recibió G. 500.000 para permitir que una presa mantenga relaciones con un funcionario. El organismo ya recomendó al Ministerio que las cárceles mixtas dejen de operar y que varones y mujeres sean separados tanto física como administrativamente. El Ministerio de Justicia contestó que, efectivamente, el objetivo a largo plazo es la separación completa en todas las prisiones.