Según la denuncia presentada al Juzgado de la comunidad, el 24 de diciembre de 2015 la madre le pidió al chico que preparase su desayuno, algo que él ignoró, según informa La Voz de Galicia.
La mujer siguió con las peticiones hasta que perdió la paciencia y se acercó a la habitación del niño para que cambiase su actitud. Enfadado, el menor se quitó los auriculares, lanzó su celular de 800 euros al suelo y la madre se acercó y lo abofeteó a la altura del pómulo izquierdo.
El niño, afectado por este hecho, lo denunció al Juzgado de lo Penal número 2 de la comunidad.
La Fiscalía imputó a la madre por un delito de violencia doméstica y solicitó que se le impusiera una condena de 35 días de trabajos para la comunidad, además de prohibirle acercarse al menor a menos de 50 metros durante un periodo de seis meses.
Pero el juez decidió absolverla porque diferenció entre agresiones con lesiones graves y repetidas y aquella que se produjo de manera puntual en la habitación del niño.
“No nos podemos olvidar de que abstenerse en intervenir ante comportamientos equivocados de un hijo, como puede ser el absentismo escolar, podría incluso llevar a una acusación por abandono de menor”, argumenta el juez, quien acudió a la jurisprudencia para afirmar que la madre “acudió a una corrección física moderada y justificada”.
“Por suerte -añade el juez en la sentencia-, su familia es acomodada y puede permitirse el tirar el dinero de un teléfono de última generación, cuyo precio es igual a los ingresos mensuales con los que se ven obligados a vivir más del 50% de la población. En algunas ocasiones, familias enteras. Su comportamiento no solo muestra falta de respeto hacia la autoridad materna, sino también hacia el esfuerzo y trabajo que supone ganar un salario con el que adquirir bienes”.